La mujer del espía


(Spy no tsuma)

  • Dirección: Kiyoshi Kurosawa
  • Guion: Ryûsuke Hamaguchi, Tadashi Nohara, Kiyoshi Kurosawa
  • Intérpretes: Yû Aoi, Issei Takahashi, Ryôta Bandô, Chuck Johnson
  • Género: Thriller, drama
  • País: Japón
  • 115 minutos
  • En salas el 9 de julio

En vísperas del estallido de la II Guerra Mundial. Yusaku es el director de una compañía comercial en Kobe (Japón), y está casado con Satoko. En un viaje a Manchuria durante 1940, Yusaku descubre un terrible secreto nacional. En nombre de la justicia decide hacerlo público, lo que le convierte al instante en un enemigo público. Sin embargo, Satoko asegura creerle y jura que estará a su lado independientemente de las consecuencias.

Por Elisa McCausland y Diego Salgado

Ganadora del León de Plata al mejor director en el Festival de Venecia, La mujer del espía es, como las prestigiosas Bright Future (2003) o Tokyo Sonata (2008), una película idónea para decir aquello de que gustará sobre todo a quien no tenga gran conocimiento o simpatía por la obra más idiosincrásica de Kiyoshi Kurosawa. Quienes por el contrario sientan una afinidad crítica, no digamos ya existencial, por realizaciones de Kurosawa adscritas al fantástico y el terror como Cure (1997), Carisma (1999), Kairo (2001), Retribución (2006) o Creepy (2016) es probable que experimenten una cierta decepción; La mujer del espía forma parte al fin y al cabo del grupo de películas normales del director japonés, aquellas con las que trata de aparentar una integración en el ecosistema de la industria del cine tan problemática como la de sus personajes en sus realidades de ficción.

«El sentimiento de extrañeza y malestar que transmiten en ocasiones las imágenes de La mujer del espía trasciende el relato dramático, un melodrama romántico lindante con el culebrón de sábado por la tarde. Apreciable, pero muy lejos de ejemplificar lo más inspirado y característico de Kurosawa»

Es innegable que Satoko (Yu Aoi), la protagonista de La mujer del espía, drama basado en hechos reales y ambientado en la ciudad de Kobe poco antes de que estalle la Segunda Guerra Mundial, participa de la alienación, la afinidad por el otro lado del espejo, tan propias del cine de Kurosawa. Y no solo porque, al ser cómplice a través de su esposo de un terrible descubrimiento y la trama de espionaje subsiguiente, Satoko cambie radicalmente la percepción que tenía de su matrimonio y el país en el que vive; el sentimiento de extrañeza y malestar que transmiten en ocasiones las imágenes de La mujer del espía trasciende el relato dramático en torno a Satoko para devenir comentario político sobre claves perturbadoras de la mentalidad japonesa —La mujer del espía es la primera película de época de Kurosawa, pero está conjugada como toda su filmografía en un incómodo tiempo presente— y, lo más importante, para elaborar una reflexión de tintes existenciales y hasta metafísicos sobre nuestro papel en la representación diaria del mundo. En este sentido, la lectura metacinematográfica propiciada por las dos películas de signo antagónico que graba con su cámara a lo largo de la película el marido de Yusaku (Issey Takahashi) resulta obligada.

Sin embargo, La mujer del espía queda atrapada durante la mayor parte de su metraje en una condición de melodrama romántico lindante con el culebrón de sábado por la tarde. Algo a lo que contribuye una desafortunada textura fotográfica en digital, interpretaciones sin matices por parte de los actores protagonistas, la abundancia de interiores filmados con mera funcionalidad, y una alarmante falta de ritmo durante su segunda mitad. La mayor parte de las cualidades que hemos señalado quedan esbozadas en un envoltorio tan modoso e impersonal en líneas generales como para sorprender el galardón que recibió la película en Venecia, solo comprensible en el marco de una edición mediocre del certamen o como reconocimiento a destiempo a Kurosawa. La mujer del espía es una película apreciable, pero está muy lejos de ejemplificar lo más inspirado y característico del cineasta japonés.

Ahora bien, frente a los designios de nuestro mundo, cada vez peor filmados, la realización de Dupieux hace gala de un timing cómico, una concisión narrativa y una malicia expresiva ejemplares. Y, por si todo eso fuera poco, la amistad a prueba de bombas y el optimismo que hermanan a Manu y Jean-Gab, gracias a los cuales sortean una y otra vez los imperativos de su entorno apelando al poder de la imaginación, convierten por sorpresa la ficción en un apólogo moral y filosófico a la altura de los debidos a Swift o Voltaire. En definitiva, Mandíbulas es una película inteligente bajo su apariencia estúpida, o, dicho de otra manera, el reflejo invertido más exacto que se nos podía ofrecer de nuestra época.

  • Fotografía: Tatsunosuke Sasaki
  • Montaje: Hidemi Lee
  • Música: Ryosuke Nagaoka
  • Distribuidora: A Contracorriente