ZINEBI 66: Ojo: ¡cuidado!

La 66ª edición de Zinebi proyectará 132 películas de 44 estados mundiales. De vuelta en la dirección, después de un hiato de 35 años, Joseba Lopezortega –elegido por libre designación el pasado mes de junio— asegura pluralidad, libertad y un fuerte compromiso con los valores democráticos para su primera edición en esta nueva etapa de su vida. Por Nacho Cea

Otro otoño más, regresa ZINEBI, el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao. En su edición número 66, nos da la bienvenida la imagen-movimiento de un ojo inquieto: en los paneles o en los posts de redes sociales, que normalmente vemos de pasada, es probable que no se aprecie cómo esta mirada, sostenida en un primerísimo primer plano, nos apercibe e incomoda por su penetrancia casi tanto como nos irrita por su falta de quiescencia. Es el Ojo-Kino de Dziga Vertov, el revolucionario cineasta soviético. Pero, convocar este ojo como imagen oficial de este año no puede conllevar un mero gesto referencial a un compromiso con la realidad –signifique lo que signifique eso—, sino que necesariamente trae a un primer plano insoslayable el delicado aprieto en el que se imagen lleva tanto tiempo atrapada y el proyecto vertoviano de transformar la mirada con total y extrema radicalidad. 

La gala inaugural tuvo lugar este viernes a las 19:30h en el Teatro Arriaga, en el mismo lugar que, bajo otro nombre, vio nacer hace ya 65 años este festival, emblema cultural de la ciudad de Bilbao. La presentación corrió a cargo de La Dramática Errante (compañía teatral de enfoque social formada por Ane Pikaza y María Goiricelaya), tras la cual se proyectaron los seis cortometrajes vascos a competición en el certamen bilbaíno.

A lo largo de los siete días siguientes, ZINEBI dará la bienvenida y celebrará la obra de dos artistas clave para la imagen contemporánea con el Mikeldi de Honor. Les dos galardonades son ni más ni menos que Laura Poitras y José Luis Alcaine. De la directora bostoniana, conocida por la raigambre activista y furiosa de una mirada documental que no agacha la cabeza, se podrán ver la ganadora al Óscar a Mejor Documental Citizenfour’ (2014) y Todo la belleza y el dolor’ (2022) , el antepenúltimo León de Oro en Venecia. En cuanto al aclamado director de fotografía, famoso por la densidad y audacia formal en su trabajo con la luz y el color –que, como recuerda él, siempre es ideológico—, impartirá una Master Class la mañana del miércoles en la sala Arena de Bilbao As Fabrik;  además, la restauración de su largometraje Tasio’ (1984), producido por Elías Querejeta y dirigido por Montxo Armendáriz, dará cierre, tras la entrega de premios, a la velada de clausura y, con ella, a los telones del festival.

La Sección Oficial dará el pistoletazo de salida con Carboneros de Navarra / Nafarrako ikazkinak’ (1981), también de la mano de Montxo Armendáriz y José Luis Alcaine, que vuelve al certamen para encabezar –fuera de competición, por supuesto, y gracias a la colaboración de ZINEBI con la Filmoteca Vasca— la primera sesión de cortos a concurso. La competición principal se despliega en un abanico de sesenta películas, divididas en el Concurso Internacional de Cortometraje, con 51 títulos, y el Concurso Internacional ZIFF (Zinebi First Film), compuesto por 9 debuts en el largometraje. Esta selección apuesta por una miríada de cineastas nacientes, la mayoría aun dando sus primeros pasos, que prometen con sus voces recoger e inquietar el panorama político actual reflexionando sobre temáticas tan diversas y, al mismo tiempo, interrelacionadas como la compleja intervención de la tecnología en las subjetividades modernas y sus relaciones productivas,  el sufrimiento del pueblo palestino por el genocidio perpetuado a manos de Israel, la catástrofe medioambiental, o –y aquí espejea como un reloj molesto el trabajo de Laura Poitras— de qué manera las instituciones socialdemócratas inherentemente mantienen y reproducen el sistema capitalista responsable de todas las anteriores

Continuando su insigne compromiso con el cine de Euskal Herria, el festival suma a los 6 cortos ya mentados de su sección protagonista el estreno mundial –compartida con FICX – Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón— del largometraje ‘Itoiz udako sesioak’, que lleva generando expectativa en la capital vizcaína desde que se presentó en la segunda edición del Foro Internacional de Cine Documental de Bilbao ZINEBI Networking en 2019. Asimismo, vuelve la sección Bertoko Begiradak – Miradas desde Euskadi, centrada en el cine que tiene las realidades vascas como tema principal, con 30 películas, entre las que destacan obras como, por ejemplo, Xiberoa kantuz loraturik, txoriekin hizketan’o El tercer paisaje’. Paralelamente, ZINEBI homenajea el más de cuarto de siglo del sello Kimuak, un programa dedicado a la promoción y distribución del cortometraje vasco por todo el mundo, con la proyección de una docena de títulos de su catálogo. Por otro lado, este año se celebra el 40º aniversario de ‘La muerte de Mikel’ (1984), para lo que el festival propone, la mañana posterior al visionado de la película, una mesa redonda en la que se problematizará desde una perspectiva queer. 

 Como siempre, cabe mencionar la sección Beautiful Docs – Panorama de Documentales del Mundo, que trae algunos de los documentales más sonados y paradigmáticos que se han estrenado mundialmente en los últimos 12 meses. Entre ellos, resaltan en especial los trabajos más recientes de, entre otres, Albert Serra, Elena López Riera o Dora García. Adicionalmente, ZINEBI ha aliñado una serie de charlas y eventos multidisciplinares, desde sesiones especiales como la película experimental ‘Urhocon música en directo o la performance ‘Itxasoadabidebakarra’ hasta iniciativas como El gesto reflejado, con la intención de espolear la conversación entre el cine y otras artes, así como de todas ellas con el público.

Sin embargo, esta iteración de Zinebi llega en una semana de un creciente y crispado cuestionamiento institucional ante la respuesta criminal de los gobiernos y las corporaciones privadas a la Dana. Este cuestionamiento autoconsciente y continuo es la condición paradigmática del arte en la modernidad, actualmente en crisis de sentido y tan paralizada como nosotres ante el inconmensurable flujo de imágenes que nos atraviesan todos los días y que las propias instituciones responsables, que hasta ahora se encargaban de imponer sobre él un régimen cerrado de sentido, son incapaces de manejarlo, de evitar que esta estructura de sentido se haga añicos. En estos momentos, conectades en todo momento con un escaparate del horror en directo, es difícil no preguntarse qué sentido tiene el arte, qué puede hacer el arte en un momento como este, en el que ya es complejo hasta lidiar con algo inevitable: que la vida no para ante el dolor y la impotencia. La única respuesta que encuentro está en ese colapso, en instrumentalizar tanto la rabia por el desamparo institucional y la humillación insoportable del capital como estas fugas libidinales que se filtran y que nos permiten reaccionar ante la reducción varada de las imágenes a su mero contenido político –fetichizado bajo las lógicas del espectáculo y, finalmente, disecado y expuesto por la academia y demás instituciones culturales— con el objetivo de disolver su principal efecto: que la percepción anule necesariamente la (inter)acción. Es aquí donde se activa el latente potencial del Ojo-Kino, de la transformación del ojo-espectador al ojo-actor. Mas el Ojo-Kino no es sólo un ojo transformado, sino también transformador: agita las formas ancladas dando así paso a otras nuevas posibilidades en las que mirar pueda, al fin, llegar a ser aquella peligrosa fuerza creativa en la que una vez creyeron les monstrues, les jóvenes y les sabies. 

Por aquí seguiremos toda la semana intentando aprender a bailar con los ojos.