The Return, directed by Uberto Pasolini, with Ralph Fiennes (Odysseus), Juliette Binoche (Penelope), Charlie Plummer (Telemachus), Marwan Kenzari (Antinous), Claudio Santamaria (Eumaeus).
El regreso de Ulises
- V.O.: The Return
- Dirección: Uberto Pasolini
- Guion: Edward Bond, John Collee, Uberto Pasolini
- Intérpretes: Ralph Fiennes, Juliette Binoche, Charlie Plummer, Chico Kenzari, Angela Molina…
- País: EEUU
- Género: Drama
- 116 minutos
- Ya en cines
- «Tras 20 años de ausencia, Odiseo aparece en las costas de Ítaca, demacrado e irreconocible. El rey ha regresado por fin a casa, pero muchas cosas han cambiado en su reino desde que partió para luchar en la guerra de Troya. Ahora, se verá obligado a enfrentarse a su pasado para salvar a su familia y recuperar el amor que ha perdido.»
Por Diego Salgado & Elisa McCausland
Esta semana nos debatíamos en un mar de dudas acerca de qué estreno reseñar: ¿La vuelta del humor bufo y absurdo que representa Agárralo como puedas? ¿O una vuelta de resonancias míticas, la que da título a El regreso de Ulises? Al final concluimos que existen entre ambas películas similitudes suficientes como para abordarlas en un mismo texto.
Agárralo como puedas y El regreso de Ulises no comparten la condición de regresos solo por lo que toca a ciertos motivos —la comedia, la épica antigua—, hoy por hoy en desuso; ponen además en valor a intérpretes en la edad madura, tanto más bellos cuanto más achacosos, y, como gran parte del cine actual, remiten a los años ochenta y noventa del siglo XX, germen de la mayor parte de las propiedades intelectuales en que la cultura pop de hoy, a juicio del crítico musical Simon Reynolds, ha cifrado su creatividad: «una constelación meticulosamente organizada de puntos de referencia y alusiones (…) que nos obliga a pensar qué significa vivir en, vivir con, vivir en los alrededores del pasado».
En el caso de Agárralo como puedas, la IP es evidente: la serie televisiva y la trilogía de películas humorísticas que protagonizó Leslie Nielsen entre 1982 y 1994. Agárralo como puedas funciona como recuela, legacy sequel o secuela tardía, es decir, combina los rasgos de la continuación y el remake. Su personaje principal, el teniente de policía Frank Drebin Jr. (Liam Neeson), es hijo del agente de la ley encarnado antaño por Nielsen y, al mismo tiempo, sus aventuras y su carácter son muy similares. En este aspecto, con la excusa de que homenajeaban las Agárralo como puedas de hace treinta y cuarenta años —mitificadas, todo hay que decirlo, por la cinefilia de videoclub—, el productor Seth McFarlane y el coguionista y director Akiva Schaffer han sido perezosos.



La sucesión de juegos de palabras —sometidos a un subtitulado discutible—, gags físicos y contrasentidos visuales, en muchas ocasiones también metafílmicos, apenas arranca medias sonrisas. Más allá de algún guiño a Christopher Nolan o la saga Misión: Imposible, no se ha modificado la diana satírica, cuando en la actualidad el cine noir y de investigación policial carece de la preponderancia que tuvo hace décadas. Y, aunque Liam Neeson y Pamela Anderson son encantadores y nos ha llegado al corazón su historia de amor en la vida real, en pantalla se les percibe incómodos y un par de chistes en que se ven envueltos producen vergüenza ajena. Salvo por la escena ingeniosa que incluye un muñeco de nieve, Agárralo como puedas transmite una sensación lánguida y crepuscular, a lo que contribuyen un montaje arrítmico y una fotografía que pretende recuperar texturas del cine comercial de los años noventa pero resulta extrañamente mórbida.
Por su parte, El regreso de Ulises constituye una aproximación tangencial a los noventa, pues sus protagonistas, Ralph Fiennes y Juliette Binoche, compartieron estrellato en Cumbres borrascosas (1992) y, sobre todo, El paciente inglés (1996), hitos del romance mainstream de calidad tal y como se entendía la fórmula hace tres décadas. ¿Hay espacio para ella en la cartelera de 2025? Fiennes y Binoche han coincidido en señalar que, si Cumbres borrascosas era un relato pasional intenso, al límite, entre sus personajes, y El paciente inglés una reflexión sobre el sentido del amor en tiempos de odio, El regreso de Ulises va un paso más allá al articularse como fábula en torno a la posibilidad del amor cuando los designios del tiempo, el mundo y los dioses nos han agotado.
La película adapta la segunda mitad de la Odisea de Homero, los doce cantos que narran la vuelta del héroe griego a la isla que regentaba, Ítaca, tras un largo periodo de guerra y aventuras donde Odiseo/Ulises ha demostrado su astucia y valentía. Sin embargo, para el coguionista y director del filme, Uberto Pasolini, Ulises (Fiennes) no se encuentra con ánimos de luchar, como sí sucede en los cantos de Homero, por el amor de Penélope (Binoche), que ha resistido fielmente en tanto su esposa y reina de Ítaca los embates de numerosos pretendientes. El Ulises de Fiennes y Pasolini es un hombre destruido y avergonzado por sus actividades más allá de Ítaca, y, a la vez, no siente ya como suyos los que fueron su hogar, su mujer y su hijo Telémaco (Charlie Plummer). Penélope le pregunta, «¿cómo puede un hombre encontrar el camino a la guerra y no encontrar el camino a casa?» Y Ulises replica, «para algunos hombres, la guerra se convierte en su hogar». El (anti)héroe griego se halla atrapado en tierra de nadie, entre un pasado que aborrece y un horizonte de futuro que no sabe si merece, al cual no tiene claro si puede aspirar legítimamente.




Su irresolución a la hora de recuperar el trono y a Penélope da forma a El regreso de Ulises, una película que desbarata así las expectativas del público acerca de lo que debe esperar de la épica y sus héroes. En Agárralo como puedas, Frank Drebin Jr. se pregunta en voz alta si su responsabilidad como partícipe de una recuela es innovar respecto a lo conseguido por su padre —la serie y las películas previas— o repetir con oportunismo sus hallazgos. Para alivio de los fans de la franquicia y menoscabo de la ficción, Frank escoge la solución más fácil. El Ulises de Fiennes, en cambio, se resiste a aceptar un destino marcado por las lógicas culturales y dramáticas establecidas, incluso cuando es consciente de que habrá de someterse antes o después a ello. Por eso El regreso de Ulises es una película atravesada por una tensión insoportable entre lo que no puede ser y lo que no tiene más remedio que ser: lo que no sucede es la esencia de lo que sucede, lo archisabido pasa a ser novedoso. Italo Calvino consideraba que un clásico es un libro que, «incluso cuando lo leemos por primera vez, da la sensación de releer algo que hemos leído antes». Para nosotros, la versión más interesante de un clásico es aquella que, pese a haber visto o leído la obra de que deriva, procura a sus argumentos un sentido único que termina además por enriquecer el original.
Uberto Pasolini, productor y realizador de trayectoria tan singular como esporádica en la que sobresale la melancólica Nunca es demasiado tarde (2013), logra invocar la tensión y la singularidad apuntadas mediante la combinación equilibrada de hasta tres registros: un psicologismo taciturno, sombrío, del cual son cómplices inmejorables la expresividad tortuosa de los cuerpos de los actores y los ojos dolientes de Binoche y Fiennes —de nuevo en estado de gracia—; una dramaturgia ajena al arquetipo y el mito, que evoca según los momentos a Shakespeare o Edward Albee; y una sobriedad en el tratamiento de los paisajes, las vestimentas, los focos de luz en interiores que muda en elegancia gracias al rigor compositivo de los planos y sus transiciones.
El resultado de todo ello es una película de ritmo quedo y gran belleza, desconcertante y capaz a la vez de generar emociones profundas, jalonada por algunas de las mejores escenas vistas en 2025: el periplo nocturno de Penélope por los corredores de palacio y su enérgico deshacer de lo tejido por la mañana en su telar, su decisión de convertir simbólicamente el sudario que envuelve a su suegro recién fallecido en su capa de novia, el recuento amargo por Ulises de sus hazañas como si hablase de otra persona, la prueba del arco y la violenta escaramuza posterior en el salón del trono y, por supuesto, la reconciliación final de los viejos amantes, que entrelaza el deseo de olvidar, la necesidad de recordar, el anhelo de comprender. Suponemos que El regreso de Ulises pasará sin pena ni gloria por la cartelera y nadie se acordará de ella en un par de semanas. Que no falte recomendarla desde este rincón por si pudiese llamar la atención de algún espectador.




- Montaje: David Charap
- Fotografía: Marius Panduru
- Música: Rachel Portman
- Distribuidora: A Contracorriente