Anaconda
- Dirección: Tom Gormican
- Guion: Tom Gormican, Kevin Etten
- Intérpretes: Paul Rudd, Jack Black, Steve Zahn, Thandiwe Newton, Daniela Melchior…
- País: EEUU
- Género: Comedia
- 100 minutos
- Ya en cines
- «Doug y Griff son muy buenos amigos desde que eran niños y siempre han soñado con hacer un remake de su película favorita de todos los tiempos: el «clásico cinematográfico» Anaconda. Cuando una crisis de mediana edad les anima a lanzarse por fin a la aventura, se adentran en la selva amazónica para empezar a rodar. Pero las cosas se ponen serias cuando aparece una anaconda gigante de verdad, convirtiendo su caótico y cómico plató de rodaje en una situación mortal. ¿La película que se morían por hacer, podría ser la que les mate?»
Por Diego Salgado & Elisa McCausland
No es la primera vez que Jack Black presta sus rasgos a un enamorado del cine que termina por hacer realidad de un modo u otro sus fantasías en torno al medio: King Kong (2005), Rebobine, por favor (2008)… Si a ello le sumamos su condición de fan espiritual del wrestling en Nacho Libre (2006) y sus interpretaciones como devoto del pop y el rock en Alta fidelidad (2000) y Escuela de Rock (2003) —que corren en paralelo a su faceta musical como integrante junto a Kyle Glass de la banda tributo/cómica Tenacious D—, queda claro que Black es un showman posmoderno o, si preferimos no ponernos estupendos, un frikazo de la Generación X; alguien cuyas prácticas creativas están mediadas en la ficción y la realidad por el consumo en vena de expresiones diversas de la cultura pop, de la cuales participa con anhelo acrítico y sentido mutante de la oportunidad —véase su participación en las recientes y exitosas adaptaciones de videojuegos Super Mario Bros.: La película (2023) y Una película de Minecraft (2025)—.
Por ello, los triunfos y fracasos de Black y sus personajes pueden leerse como glosa a las grandezas y las miserias de la industria del entretenimiento de entresiglos. Vuelve a suceder en Anaconda, una de las revitalizaciones de marca más ocurrentes producidas por Hollywood en los últimos años, aunque su materialización no esté a la altura del planteamiento y se halle a años luz de referentes soterrados como Adaptation (El ladrón de orquídeas) (2002). Black es Doug, quien ha visto frustrada su vocación de cineasta al estancarse en un trabajo gris como videógrafo de bodas. Su viejo amigo Griff (Paul Rudd), actor sin pasado ni futuro, le da la chocante noticia de que posee los derechos de la supuesta novela inspiradora de Anaconda (1997), título infumable pero mítico entre la cine-videofilia mainstream de los noventa, y le anima a filmar un remake de guerrilla.
Doug, Griff, y otros dos amigos mutuos, Claire (Thandiwe Newton) y Kenny (Steve Zahn), viajan por tanto hasta el Amazonas para recrear el enfrentamiento de un grupo de investigadores y aventureros con una anaconda colosal y, sobre todo, “para poner en valor un entretenimiento consumista del pasado a fin de que sea digno de la resonancia emocional que tuvo en ellos durante la juventud (…) y legitimar su incapacidad de pasar página y afrontar la vida adulta” (Chuck Klosterman). Para su sorpresa, se ven envueltos en una trama criminal… y obligados a luchar contra un nuevo ofidio de monstruoso tamaño.



Anaconda resulta curiosa por mostrar cómo el paso del tiempo ha hecho de aquellos amantes de un medio todavía en ebullición hace veinte o treinta años, criaturas tan crepusculares como el propio cine. Hay algo un poco trasnochado en los banales entusiasmos cinéfilos de Griff y Doug y la disfuncionalidad de sus nuevas (viejas) masculinidades, como lo hay también en el retrato de la amistad entre los cuatro protagonistas, la falta de peso específico de los personajes femeninos, y la mezcla de humor tierno y gamberro digna de 2008 propiciada por Rudd y Black, ambos al fin y al cabo cerca de la sesentena y tan patéticos a veces en sus elecciones actorales como sus personajes. Siguiendo la estela de su anterior película conjunta, El insoportable peso de un talento descomunal (2022) —donde Nicolas Cage daba vida a una versión ficcionada de sí mismo, algo que habría sido muy oportuno repetir aquí—, los máximos responsables de Anaconda, Tom Gormican y Kevin Etten, apuestan sin romperse la cabeza por la complicidad del público y los chistes tan resultones como fáciles, que, gracias al encanto de Black y compañía, suenan más inspirados de lo que son realmente.
Anaconda pasa sin demasiados sobresaltos del reboot meta a la legacy sequel, aunque, ni este logro de ingeniería creativa, ni la complicidad y el humor fácil de que hablábamos, bastan para disimular que es una ficción de desarrollo perezoso y nula musculatura visual, hasta el punto de hacerse larga pese a durar solo cien minutos. Se trata en definitiva de una propuesta tan simpática como fugaz, apta al menos, a diferencia de Avatar: Fuego y ceniza o Father Mother Sister Brother, para culminar un festivo navideño cualquiera sin acuchillar a nadie ni saltar desde un octavo. Pero el espectador a quien está destinada corre el riesgo de sucumbir a cierta melancolía si cae en la cuenta de cómo su espíritu friki de juventud ha degenerado en un aburguesamiento que comparten, dentro y fuera de la pantalla, sus filmbros más populares.




- Montaje: Craig Alpert, Gregory Plotkin
- Fotografía: Nigel Bluck
- Música: Dave Fleming
- Distribuidora: Sony
