Bullet Train
- Dirección: David Leitch
- Guion: Zak Olkewicz (Novela: Kotaro Isaka)
- Intérpretes: Brad Pitt, Joey King, Aaron Taylor-Johnson, Brian Tyree Henry
- Género: Acción
- País: EEUU
- 126 minutos
- Estreno el 5 de agosto
«Cinco asesinos a sueldo se encuentran a bordo de un tren bala que viaja de Tokio a Morioka con unas pocas paradas intermedias. Descubren que sus misiones no son ajenas entre sí. La pregunta es quién saldrá vivo del tren y qué les espera en la estación final.»
Por Elisa McCausland y Diego Salgado
En los minutos iniciales de Bullet Train se pone en boca de uno de los personajes, el asesino a sueldo Lemon (Brian Tyree Henry), lo que va a intentar el filme a lo largo del metraje. A juicio de Lemon, «ya no se estrenan películas serias, con mensajes de un mínimo calado. Ahora todo son entretenimientos para matar el rato». Teniendo en cuenta que Bullet Train es una de las apuestas más francas de 2022 por el espectáculo y el humor, «una comedia de acción desenfrenada (transcurre en un tren, ¿lo pillas?)», las palabras de Lemon pueden pasar por un guiño gamberro al público aficionado a este tipo de películas. Y, sin embargo, bajo los golpes de efecto, la violencia y los diálogos ingeniosos, lo cierto es que abundan en Bullet Train apuntes de interés sobre el papel que creemos jugar en la estructura de las cosas y el impacto en el mismo del azar y los designios ajenos.
Como se lee en la novela de Kotaro Isaka que inspira Bullet Train, «las personas siempre están influidas por quienes tienen a su alrededor (…) Incluso cuando parece que actúan por voluntad propia y creen llevar una vida original e independiente, son únicamente datos en un gráfico que representa algo a otra escala». La película es fiel a la novela de Isaka a la hora de traducir ese argumento en forma de thriller centrado en varios asesinos profesionales a bordo de un tren de alta velocidad que circula entre Tokio y Kioto; cada uno de ellos tiene un encargo que cree fácil de cumplir en el tiempo que dura el trayecto, pero todos acaban por verse obligados a enfrentarse a los demás, guiados, sin saberlo, por el plan maestro de otro criminal.
Lo más atractivo quizá de Bullet Train es que, como artefacto cinematográfico, es coherente con la idea que baraja en torno a la interdependencia de sujetos en apariencia autónomos, pues sus imágenes, lejos de apostar por lo nunca visto, juegan sin disimulo al mashup cultural. Las intrigas y las peleas entre los personajes beben de un arco referencial que arranca en Asesinato en el Orient Express y culmina en la saga John Wick, pasando por las acrobacias de Jackie Chan e hitos de los años noventa como Pulp Fiction (1994) y Sospechosos habituales (1995). Sin embargo, el cóctel de tales modelos carece de personalidad propia, malogra su ubicación en un único escenario en movimiento, y nunca resulta tan intenso ni tan divertido como se pretende.
Algo de lo que pueden haber sido conscientes los artífices de la película dado su recurso facilón a cameos que, por otro lado, evidencian por cómo se insertan en el relato la mediocridad de la puesta en escena. La estética cool a la moda de neones y colores intensos no termina de casar con la calidad irregular de los innumerables cromas digitales empleados. Las set pieces de acción son más ambiciosas que logradas. Y la dependencia del montaje sobre las dinámicas dentro del plano provoca que gran parte de la narración derive en intercambios de líneas de guion en plano/contraplano.
Bullet Train está por tanto escrita y montada, pero apenas dirigida. Es una lástima que Chad Stahelski haya sido absorbido por el universo John Wick y que Antoine Fuqua valorase realizar la película que nos ocupa y finalmente solo haya ejercido como productor. Shooter (2007), The Equalizer (2014) y otros filmes de Fuqua han puesto de manifiesto una voluntad de estilo a la hora de planificar la acción que brilla por su ausencia en David Leitch. Este demostró cierto grado de inspiración en Atómica (2017), pero Deadpool 2 (2018) y Fast & Furious: Hobbs & Shaw (2019) ya dejaron claro que sus intentos de ser ocurrente a toda costa rozan lo irritante y chocan con una concepción plúmbea de la imagen. Con este panorama, volvemos al principio, esperar que Bullet Train lograse trascender sus meros apuntes sobre azar, individualidad y visión de conjunto, era una quimera.
- Fotografía: Jonathan Sela
- Montaje: Elísabet Ronaldsdóttir
- Música: Dominic Lewis
- Distribuidora: Sony Pictures