Ecos de las luchas internas
La última jornada de la 15ª Muestra de Cine de Lanzarote llegó bien cargada con cuatro cortometrajes de la sección Cruce de Caminos y dos largometrajes de la Sección Oficial, los últimos visionados a competición antes de la deliberación del jurado. Por Amaia Zufiaur

Cuando un festival está bien programado, y es el caso de la Muestra de cine de Lanzarote, las líneas temáticas empiezan a enredarse, las películas dialogan entre sí, amplificando sus sentidos y construyendo un discurso mayor, capaz de crecer más allá de cada obra individual. En esta última jornada vimos Forenses, de Federico Atehortúa, un filme que comparte inquietudes con Carta a mis padres muertos de Ignacio Agüero. En el fondo, los dos trabajan sobre la misma herida: la dificultad de representar lo irrepresentable y el deseo de que las imágenes recuperen, aunque sea parcialmente, lo que la violencia intentó eliminar. Tanto Agüero como Atehortúa, y también Alfajari en Con Hasan en Gaza, parten de archivos personales para hablar de un trauma íntimo que afecta a todo un país.
En Colombia, las desapariciones forzadas del conflicto armado han dejado un país marcado por ausencias imposibles de cuantificar. Frente a ello, equipos forenses trabajan por recuperar restos, nombres e historias que el terror intentó borrar. En ese contexto, cuerpos no normativos como las personas trans quedan aún más expuestos a la violencia. Desde el silencio y desde la dificultad de representar crímenes tan atroces, Atehortúa construye un ensayo documental que explora la relación entre imagen, violencia y memoria.
También se habla de los problemas de un país y traumas colectivos desde lo individual en The Shards de Masha Chernaya, ganadora del Gran Premio de la Ciudad de Lisboa, que ofrece la voz de una generación desgarrada. La película aborda las consecuencias de la guerra en Ucrania desde la perspectiva de una joven rusa que rechaza la violencia y abandona su país. Su nueva vida se registra en una serie de vídeos-diario: fragmentos que no solo justifican el título, sino que construyen una poética visual íntima y precisa. A pesar del dolor y la angustia que atraviesan la obra y del caos inevitable de un relato que trata de ordenarse en episodios, The Shards alcanza momentos de auténtico lirismo.

Como decíamos, hoy también se han podido ver los cortos de Cruce de Caminos, la sección del talento local, compuesta por trabajos realizados en Canarias. Sirenas, de María Abenia, reúne a un grupo de mujeres de distintas edades para repensar, desde una mirada cercana y crítica, las múltiples significaciones de ser mujer en contextos rurales. ¿Qué entendemos por «mujeres de lo rural»? ¿Cómo desean ser retratadas? La pieza incorpora imágenes generadas por IA que deforman y distorsionan los rostros, subrayando algunas tensiones entre representación, artificio y mirada externa. La manipulación del tiempo a través del montaje contribuye a un tono enrarecido, casi fantasmático, que termina por volver la obra especialmente sugerente.
En Un Dragón de Cien Cabezas mediante técnicas de biosonificación aplicadas a las plataneras en las Islas Canaria, Helena Girón & Samuel M. Delgado despliegan una fábula sobre la vida eterna en uno de los lugares donde se dice que se ubicaron las Hespérides. Un corto sobre el valor y nuestra relación con las plantas, y que además surge justo después de que los festivales hayan mostrado Silent Friend de Ildikó Enyedi, y cuando el año pasado en este mismo festival isleño vimos 7 Walks with Mark Brown, de Vincent Barré, Pierre Creton, otras dos obras que también dialogan con el poder, la memoria y la sensibilidad de las plantas.


Miguel G. Morales dijo en el coloquio que Escuchar la sombra nace bajo la inspiración directa de The Miners’ Hymns (2010) de Bill Morrison. El corto de morales es un diálogo entre pasado y futuro, la película rescata las voces anónimas de los cubanos que cruzaron el océano para luchar en la Guerra Civil española. A partir de imágenes inéditas y archivos recuperados, se reconstruye la memoria silenciada, de nuevo en la línea de Agüero, Aljafari y Atehortúa.
El último de los cortos que pudimos ver fue Inmaculada, de Amos Milbor, un relato breve sostenido en la ambigüedad y en una atmósfera enrarecida. El corto propone una mirada irónica y a la vez respetuosa sobre la fe y la credulidad, y funciona especialmente bien cuando se mueve en esa frontera peligrosa donde lo divino y lo delirante se confunden.
— La Muestra de Cine de Lanzarote se celebra del 20 al 30 de noviembre.



