Por Boris Szames

J.F. está buscando una abortera. El guion de El acontecimiento, adaptación de la novela homónima de Annie Ernaux, llega a la pantalla con una densidad insospechada. Ganadora del León de Oro en Venecia, Audrey Diwan ofrece una aventura interior única en su género, un viaje en la piel de una joven que descubre su cuerpo con violencia.

Anne, estudiante de Literatura de 21 años en Angulema, tiene la piel blanca y un porte altivo. El acontecimiento del que hablamos aquí se produce tras un breve encuentro: las bragas inmaculadas y los calambres en el bajo vientre significan el derrumbe del prometedor mundo que Anne, una chica de clase trabajadora, está construyendo para frustrar los implacables mecanismos del determinismo social. «Nada. Todavía nada», escribe en su diario. No le viene la regla ni le vendrá porque tiene una «enfermedad que solo ataca a las mujeres y las convierte en amas de casa», como explicará después a un incrédulo profesor. El diagnóstico médico parece una sentencia de muerte.

Desde la respiración hasta el corazón

Eran los primeros años de la década de los sesenta. La legislación francesa no permite el aborto ni la anticoncepción, pero prevé fuertes penas de prisión para quienes decidan disponer libremente de su cuerpo. Desde el momento en que toman esa decisión, una «hija madre» debe abandonar los bancos universitarios para quedarse en el limbo de la vida doméstica. Ante una tripa que amenaza con volverse más redonda, Anne rechaza los papeles de madre y de puta que se le asignan. Aquí no hay sororidad. Se siente en peligro. ¿Un aborto? La palabra es impronunciable, ni siquiera en la consulta del ginecólogo. Sí, a ella le gustaría tener un hijo, «pero no en lugar de una vida», dice. Así pues, asumir su deseo, libre de la vergüenza social, la obliga a emprender de forma clandestina el tortuoso camino del aborto, un acto ilícito que normalmente solo pueden cometer las mujeres adineradas, siempre que puedan permitirse un viaje de ida y vuelta a Suiza o Inglaterra.

Con la cámara pegada al cuerpo de su heroína, Audrey Diwan filma a su personaje con una febrilidad contagiosa mientras se enfrenta a un tiempo que se dilata peligrosamente. «La fuerza de Anne reside en su enorme verticalidad», explica la cineasta. Su intérprete, Anamaria Vartolomei, tampoco ha perdido esa fuerza desde el final del rodaje. El insoportable suspense de El acontecimiento se debe a su asfixiante formato cuadrado y a su guion técnico, que depende de la respiración de su protagonista. Desde el breve aliento del dolor hasta la exhalación orgásmica de un apasionado encuentro amoroso, Diwan escenifica la progresiva irrupción del sexo en la vida de una joven y cuestiona lo obsceno filmando cuerpos atrapados en la camisa de fuerza patriarcal de la Francia gaullista. Crónica íntima y social de una época no tan lejana, El acontecimiento sigue teniendo eco en la actualidad internacional. La película se estrenó en Francia en un momento en que Joe Biden pedía al Tribunal Supremo de Estados Unidos que bloqueara una ley que prohibía el aborto en Texas. Al final, el filme no es tanto una fuente de controversia como un recordatorio de la advertencia de Simone de Beauvoir: «Los derechos [de las mujeres] nunca se dan por sentados. Deberéis permanecer alerta toda vuestra vida».

• Fotografía: Laurent Tangy
• Montaje: Géraldine Mangenot
• Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine
• Distribuidora: Caramel Films