El lobo de Snow Hollow

(The Wolf of Snow Hollow)

  • Director: Jim Cummings
  • Guion: Jim Cummings
  • Intérpretes: Jim Cummings, Riki Lindhome, Robert Forster, Chloe East
  • Género: Terror, comedia
  • País: EEUU
  • 83 minutos
  • Disponible en Movistar+

El terror se adueña de un pequeño pueblo al pie de las montañas cuando una serie de cadáveres son descubiertos tras la luna llena. Tras perder a su hija adolescente, incapaz de dormir y al cuidado de su padre enfermo, el oficial Marshall lucha para recordar cada día que no existe tal cosa como eso que llaman «hombres-lobo».

Por Roberto Morato

Con tan sólo dos películas y un puñado de cortometrajes a sus espaldas, Jim Cummings se ha convertido en uno de los nombres a seguir dentro del nuevo cine indie norteamericano. Este particular hombre orquesta, actúa, dirige, produce y escribe en todos sus largometrajes, se adentra en los registros del fantástico y lo hace con su particular estilo y como si se tratase de una continuación directa de su ópera prima, Thunder Road. En El lobo de Snow Hollow, nos volvemos a encontrar a Cummings como un agente de la ley, absolutamente desquiciado, en completa bancarrota emocional y con una situación que le sobrepasa en todos los aspectos, un hombre lobo ha decidido invadir su pequeño pueblecito y no ha tenido mayor ocurrencia que hacerlo en plena temporada turística.

Lo que en manos de cualquier otro cineasta y guionista, daría para la enésima revisitación de los tópicos acumulados desde los tiempos del Tiburón de Steven Spielberg, en manos de Cummings se convierte en una bomba subversiva para el espectador, no se trata tanto de una exploración del conflicto que se establece cuando un elemento fantástico y aterrador invade el territorio de lo real, sino de un estudio de un personaje en perpetua crisis —el protagonista es un alcohólico que lleva tres años sobrio y en una relación imposible con su hija adolescente—, desquiciado por las circunstancias y por su particular personalidad. 

«Una visión única sobre el género licántropo, a veces divertida, a veces errática, otras tantas caótica, pero siempre sorprendente y estimulante. Jim Cummings se ha convertido en uno de los nombres a seguir dentro del nuevo cine indie norteamericano»

Más cercana al cine de los Coen y a su particular sentido del humor que de cualquier película de género que se recuerde, Cummings con la ayuda de sus colaboradores, la directora de fotografía Natalie Kingston y sus dos montadores, Patrick Nelson Barnes y R. Brett Thomas, consigue hacer auténticos equilibrios tonales para una largometraje que funciona tanto como comedia existencial de un hombre en ruinas, como una actualización en toda regla de algunos de los postulados del mejor terror de la Universal.

No todo lo que propone Cummings acaba por funcionar pero hay una valentía, casi inconsciencia, a la hora de arriesgar que no es habitual en el último cine norteamericano, no sólo por su capacidad de conjugar los registros dramáticos y cómicos en una misma escena que se podría decir que ha heredado de cierto cine surcoreano, sino por su capacidad de sorprender al espectador desde lo visual, con decisiones formales inesperados. Cummings no se corta y combina lo cotidiano, los cánones low fi de lo indie con planos espectaculares que enmascaran el mínimo presupuesto con el que cuenta la película. En sus muy ajustados ochenta minutos de duración, El lobo de Snow Hollow nunca permite acomodarse al espectador y le zarandea constantemente entre tonos y cambios de registro para que nunca se conforme con todo aquello que ha aprendido anteriormente, es una visión única sobre el género licántropo, a veces divertida, a veces errática, otras tantas caótica, pero siempre sorprendente y estimulante.  

  • Fotografía: Natalie Kingston
  • Montaje: Patrick Nelson Barnes, R. Brett Thomas
  • Música: Ben Lovett