Érase una vez…

  • Dirección: José Escobar & Alexandre Cirici i Pellicer
  • Guion: Jose María Aragay, A. González Álvarez, Alexandre Cirici i Pellicer, Rafael Ferrer, Flora Monteys, José Escobar
  • Género: Fantásfico
  • País: España
  • 69 minutos
  • En cines seleccionados / En La 2 de TVE el viernes 6 de enero

«Un conde y su hija viven en el hermoso castillo de Aubanel. La joven condesa, por su belleza y bondad, es querida por todos sus vasallos pero maltratada por su madrastra y hermanastra. Uno de sus pajes la liberará de semejante esclavitud con la ayuda de un mago y de su gato Ulises. Libre adaptación del cuento de La Cenicienta, de Charles Perrault.»

Por Elisa McCausland y Diego Salgado

Nueva vida para este clásico de la animación española producido en 1950, gracias a la restauración digital de que ha sido objeto por la Filmoteca de Catalunya. Érase una vez… contó entre sus realizadores con el historietista José Escobar, creador de Carpanta y los hermanos Zipi y Zape. 

En febrero de 1950 ve la luz La cenicienta, decimosexta película de animación producida por Disney y uno de los hitos del periodo clásico en la trayectoria del estudio. Pero en diciembre de ese mismo año se estrena en Barcelona y Madrid otra adaptación del cuento de hadas inmortalizado en negro sobre blanco por Charles Perrault: Érase una vez…, tan relevante como la producción de Disney, al menos para el acervo del cine animado de nuestro país. Sin embargo, diversas circunstancias han provocado que Érase una vez…, realizada por el especialista en arte Alexandre Cirici i Pellicer y el historietista José Escobar, se haya visto obligada a lidiar durante décadas con la incómoda etiqueta de película de culto. Algo que podría y debería cambiar con la restauración a que ha sido sometida por la Filmoteca de Catalunya, el Departament de Cultura de la Generalitat y Estela Films, productora de Érase una vez… en 1950 y compañía cinematográfica en activo más antigua de España. La restauración y colorización digitales de la película y la recuperación de su banda sonora parten del hallazgo en 2014 de cien fotogramas en 35 mm con sus colores originales. Ello ha permitido recrear laboriosamente el conjunto del filme durante ocho años, con base en el duplicado de un negativo en 16 mm custodiado por Filmoteca Española y una copia, también en 16 mm, conservada en los archivos de la Filmoteca de Catalunya; materiales de referencia a los que deben sumarse acetatos y hasta una colección de cromos inspirada por la película que salió a la venta en paralelo a su estreno. El resultado suple la ausencia de Érase una vez… para varias generaciones de espectadores, que han tenido que conformarse hasta ahora con ignotas copias en blanco y negro de calidad deficiente o meros fragmentos, asimismo carentes de color, exhibidos en ámbitos especializados y plataformas como YouTube. 

La importancia histórica de la película y su restauración están fuera de toda duda, como explica el director de la Filmoteca de Catalunya, Esteve Riambau: «Liderado por Luciano Berriatúa, la productora La Bestia Produce y nuestra conservadora Rosa Cardona, con el apoyo de nuestro Centro de Conservación y Restauración, el proceso permite disfrutar por fin en condiciones del segundo largometraje de animación español tras Garbancito de la Mancha (1945)». Y, si Garbancito de la Mancha es considerado por los investigadores el primer largometraje europeo de dibujos animados en color, Érase una vez… puede presumir de una mención de honor en la XI Mostra Cinematográfica de la Biennale de Venecia y de representar el culmen de la llamada Edad de Oro para la industria de la animación española.

Pero, más allá de su importancia histórica, Érase una vez… atesora valores técnicos y estéticos que han sobrevivido con nota al paso del tiempo. Resulta interesante constatar cómo las diferentes tareas asumidas por Cirici i Pellicer —encargado de los aspectos más preciosistas, como la ambientación seudo-renacentista de la acción o el diseño de los agraciados protagonistas, Cenicienta y el Príncipe— y Escobar —que se ocupó de los fragmentos y los personajes pintorescos— cristalizan con armonía en las imágenes. Érase una vez… es deudora tanto de la estética del cuento tradicional como de su reformulación por Disney a partir de Blancanieves y los siete enanitos (1937). Y, al mismo tiempo, hace gala de un espíritu hasta cierto punto desprejuiciado e incluso vanguardista. Véase la escena en la que varios personajes disfrutan en un escenario portátil de un baile protagonizado paradójicamente ¡por actores reales! de modo que, en vez de asistir a la representación de títeres esperable en la época en que se ubica la ficción, parece que asistiéramos a la proyección de una película. También son destacables las estampas entre lo simbolista y lo surreal que ilustran una melancólica canción entonada por Cenicienta al anochecer.

Por lo demás, hay una suerte de justicia poética en el hecho de que Érase una vez… no pudiera titularse Cenicienta por haber registrado antes Disney ese nombre a efectos cinematográficos. Como adaptación del texto de Perrault, la película que nos ocupa se toma considerables libertades que la transforman en un relato cortesano y de aventuras evocador del espíritu de Boccaccio. En este sentido, aunque la animación es sin duda rudimentaria en algunos segmentos, el ingenioso empleo del sistema de color Cinefotocolor —versión modesta del Technicolor— y del rotoscopio —dibujo a partir del calco de una imagen real— tienen un efecto evocador. El mayor mérito, como explica José María Candel en el magnífico estudio sobre Érase una vez… incluido en su Historia del dibujo animado español (1993), le correspondería a José Escobar, muy amigo de sorprender al espectador y el lector con «lo inesperado, aquello que nadie espera que suceda y sucede». Escobar aportó a la producción su experiencia desde principios de los años treinta como animador y sus talentos como historietista, que empezaban a granjearle la fama en aquellos años merced a personajes como Carpanta y los hermanos Zipi y Zape. Además, llevó a cabo personalmente gran parte de la animación de la película, hasta el punto de ocuparse de 173 de los 557 planos que la componen, un tercio del total. El esfuerzo de Escobar hay que integrarlo en cualquier caso en el marco de un proyecto ambicioso pese a las limitaciones socioeconómicas de entonces. Se estima que el presupuesto de Érase una vez… alcanzó los cuatro millones de pesetas y que estuvieron involucradas en su producción entre sesenta y cien personas, entre ellas, por cierto, una cantidad apreciable de mujeres dignas de mención: la coguionista Flora Monteys, la secretaria de dirección Francisca Granados, animadoras como Isabel Rasal, Constanza Armengol y Encarnita Paz, la montadora Rosa Roig y la directora de doblaje Marta Fábregas.

No puede afirmarse en puridad que Érase una vez… fuese un fracaso en el momento de su estreno. Las ocho copias en 35 mm que circularon por nuestro país y en eventos como Venecia tuvieron una recepción favorable y la película fue declarada «de interés nacional» por el Sindicato Nacional del Espectáculo. Pero los responsables de su producción —en origen Josep Baguñá y posteriormente Félix Millet Maristany y Jordi Tusell Coll, primer directivo de Estela Films— habían depositado muchas expectativas en ella, hasta anunciarse antes de su estreno una segunda película animada, Viaje fantástico, que habría corrido a cargo del mismo equipo técnico. Este quedó sin embargo disuelto ante la insuficiente acogida de Érase una vez…, que pasó a proyectarse a través de copias en 16 mm en instituciones religiosas y educativas para solaz de los alumnos.

Su lugar en la historia del cine español y, en concreto, el animado; la reunión de talentos implicados en su realización; el uso hoy olvidado de determinadas tecnologías, y sus hallazgos expresivos hacen, por tanto, de Érase una vez… una película a la que merece la pena asomarse aunque sea desde la curiosidad cinéfila, que esta temporada tendrá pocas ocasiones de verse satisfecha de modo tan completo.

  • Fotografía: Jaime de Ferrater
  • Música: Rafael Ferrer-Fitó
  • Distribuidora: Lost & Found Films