Ernest Cole: Lost and Found
- Dirección: Raoul Peck
- Guion: Raoul Peck
- País: Francia
- Género: Documental
- 105 minutos
- Ya en cines
- «Ernest Cole, fotógrafo sudafricano, fue el primero en exponer al mundo los horrores del Apartheid. Su libro ‘House of Bondage’, publicado en 1967 cuando sólo tenía 27 años, le llevó a exiliarse en Nueva York y Europa durante el resto de su vida, sin encontrar nunca su rumbo. Raoul Peck relata sus andanzas, su agitación como artista y su rabia, a diario, ante el silencio o la complicidad del mundo occidental frente a los horrores del régimen del Apartheid. También cuenta cómo, en 2017, se descubrieron 60.000 negativos de su obra en la caja fuerte de un banco sueco.»
Por Elisa McCausland y Diego Salgado
Quien haya seguido con atención la filmografía del cineasta haitiano Raoul Peck, conocido sobre todo en nuestro país por I Am Not Your Negro (2016) —su aproximación al escritor y activista afroamericano James Baldwin (1924-1987)— estará familiarizado con dos características esenciales en su obra: la alternancia desde que iniciase su trayectoria en los años ochenta entre los registros del documental y la ficción, y su querencia por “gente como yo, exiliados desde diferentes puntos de vista (…) gente que trata de entender y de entenderse en relación o por oposición a los lazos familiares y comunitarios, a los constructos coetáneos del arte, el pensamiento y la literatura; un empeño en el que a la larga uno nunca tiene claro si se pierde o se encuentra a sí mismo”.
Esta inquietud de Peck podía percibirse con claridad —por citar tan solo títulos estrenados en salas o plataformas de streaming operativas en nuestro país— en El joven Karl Marx (2017), donde asistíamos al tortuoso tránsito a la madurez del autor de El capital (1919) en la arena pública y privada de su tiempo; El camino de Silver Dollar (2023), cuyas observaciones sobre la gentrificación de las grandes ciudades eran indisociables de las relativas a los enfrentamientos generacionales en el seno de una familia; y, por supuesto, I Am Not Your Negro, que resaltaba la condición de James Baldwin como testigo incómodo de las desigualdades raciales de su país y figura condenada al desarraigo y un fallecimiento prematuro.
La últimas propuestas de Peck, Ernest Cole: Lost and Found y Orwell: 2+2=5 —que se presenta estos días en el Festival de Cannes—, siguen en varios aspectos el modelo planteado por I Am Not Your Negro y otro de sus documentales más aplaudidos, Lumumba, la muerte de un profeta(1990). En primer lugar, nos hallamos ante relatos que no imponen a los biografiados la voz del realizador ni la de cabezas parlantes, sino que dejan expresarse a los protagonistas a través de sus propias palabras. En segundo lugar, esos testimonios en primera persona y en off se combinan con un elaborado trabajo de montaje a partir de registros gráficos del momento histórico, pues, a juicio de Peck, “todo pasa, pero las imágenes permanecen”.

Son aspectos que cobran una importancia especial en el documental que nos ocupa, pues nos hallamos ante un retrato de Ernest Cole (1940-1990), el primer fotógrafo freelance de color en Sudáfrica, articulado a través de sus consideraciones —que locuta en base a sus escritos el actor LaKeith Stanfield—, y, como es lógico, sus fotografías, con las que criticó el apartheid que marcó aquel país entre 1948 y 1991 y ofreció un testimonio excepcional del día a día de su comunidad. La labor de Cole fue celebrada internacionalmente durante un tiempo gracias al fotolibro House of Bondage (1967), aunque su publicación le costó por otra parte el exilio y abocarse a un desarraigo existencial en Estados Unidos que culminaría en muerte temprana a causa del cáncer y el olvido de su trabajo.
Sin embargo, en 2017 tiene lugar un descubrimiento que sirve como punto de partida al documental: en una caja de seguridad de un banco sueco hacen acto de aparición sesenta mil negativos fotográficos obra de Cole, lo que permite reivindicar su figura para las nuevas generaciones. ¿Qué motivó las estancias periódicas de Cole en Suecia y qué relación tuvieron con la salvaguarda anónima de sus negativos durante casi treinta años en una caja fuerte bancaria de aquel país? ¿Cómo llegó a estructurar el fotógrafo su posicionamiento político a través de la cámara? ¿Cuál era la filosofía que informaba su labor? ¿Por qué al éxito obtenido por House of Bondage le siguió una serie de malentendidos y desencuentros que acabarían por dar al traste con su vocación testimonial y artística?
Son las preguntas a las que intenta responder Peck en Ernest Cole: Lost and Found, y debe decirse que, pese a ciertos desfallecimientos narrativos y un tono afligido que en ocasiones distrajo nuestra atención, lo logra; y siempre, como hemos apuntado, siendo respetuoso en extremo con lo que Cole pensó, fotografió y escribió. Peck no solo plasma así la personalidad del biografiado como individuo y artista, vuelve a dar cuenta además de sus intereses autorales, en particular a propósito del encargo —solo en apariencia equiparable— que, siguiendo las lógicas de codificación cultural propias del capitalismo, hizo la Fundación Ford a Cole una vez asentado en Estados Unidos a fin de replicar el éxito de House of Bondage: A study of the Negro family in the rural South and the Negro family in the urban ghetto, un viaje fotográfico por las zonas urbanas y rurales más hostiles para la comunidad afroamericana que sirvió a Cole para descubrir expresiones estadounidenses de racismo más sutiles e insidiosas que las experimentadas en Sudáfrica, pero cuyo resultado material no satisfizó las expectativas de los responsables de la fundación, por lo que las fotografías de Cole nunca se expusieron ni dieron lugar al fotolibro correspondiente.

Es entonces cuando la estabilidad material y la salud mental de Cole empieza a desmoronarse, coyuntura de la que Peck deduce una reflexión mordaz sobre el desencuentro esencial de los artistas con las tendencias ideológicas y socioeconómicas de la época que les toca vivir. O, en palabras de Woody Allen, “cada vez que tengo éxito, me pregunto en qué me he equivocado”. Las fotografías de Cole en Sudáfrica albergaban sin duda una denuncia, pero eso representó únicamente una parte de lo que ambicionaba como creador. Para el fotógrafo, tan importante como inmortalizar la represión que sufría su comunidad era plasmar la naturaleza fundamental de seres humanos de quienes la componían, pues eso bastaba para equipararles a los blancos que les dominaban y discriminaban. “No quiero ser recordado como un cronista de la miseria, la vida es más compleja”, señaló en más de una ocasión.
Esa aspiración no se la reconoció, ni el régimen afrikáner, ni la sociedad de consumo estadounidense. Por ello, pese a que Ernest Cole: Lost and Found concluye de manera constructiva, explicando cómo la salida a la luz del legado fotográfico de Cole ha alterado de forma radical los imaginarios del apartheid y la historia del periodismo gráfico producido en la segunda mitad del siglo XX, Raoul Peck nos brinda de nuevo una lectura tan ineludible como amarga en torno al exilio literal o metafórico, el desencuentro básico de los auténticos creadores con las sociedades que les rodean. Estas se rigen por la compra-venta de los valores tangibles e intangibles capaces de procurar su supervivencia, frente a la búsqueda por el artista de una verdad que trasciende las miserias circunstanciales de los colectivos.


- Montaje: Alexandra Strauss
- Fotografía: Wolfgang Held, Moses Tau
- Música: Alexei Aigui
- Distribuidora: Avalon