Guardianes de la Galaxia: Volumen 3
- V.O.: Guardians of the Galaxy Vol. 3
- Dirección: James Gunn
- Guion: James Gunn
- Intérpretes: Chris Pratt, Zoe Saldana, Dave Bautista, Karen Gillian, Pom Klementieff, Will Poulter, Chukwudi Iwuji…
- País: EEUU
- 150 minutos
- Ya en salas
«La querida banda de los Guardianes se instala en Knowhere. Pero sus vidas no tardan en verse alteradas por los ecos del turbulento pasado de Rocket. Peter Quill, aún conmocionado por la pérdida de Gamora, debe reunir a su equipo en una peligrosa misión para salvar la vida de Rocket, una misión que, si no se completa con éxito, podría muy posiblemente conducir al final de los Guardianes tal y como los conocemos.»
Por Elisa McCausland y Diego Salgado
Aunque siete años después muchos críticos y cinéfilos todavía prefieran no darse por enterados, el Universo Cinematográfico de Marvel se fue al traste con Capitán América: Civil War (2016), sacrificio en toda regla del viaje del héroe en el altar de las dinámicas corporativas y los realizadores sin personalidad; una estrategia que culminó con más o menos acierto Avengers: Endgame (2019) y ha derivado después en multiversos irrelevantes.
Por eso, sin ser fans de su sentimentalismo y su nostalgia impostados, Guardianes de la Galaxia (2014) puede presumir de pertenecer a aquel periodo inicial de Marvel Studios en el que primaban las ficciones operativas de por sí y los directores capaces de reformular en términos superheroicos claves genéricas contrastadas, sin ir más lejos por ellos mismos, durante décadas.
En ese sentido, Guardianes de la Galaxia: Volumen 3 es una película casi política. Al frente nuevamente —¿por última vez?— de la saga, James Gunn hace caso omiso de los puzzles narrativos y las agendas que han laminado Marvel en los últimos tiempos. Prefiere remitir la ficción a sus hallazgos de entregas anteriores y a un acervo del cómic y el cine fantástico que propicia imaginarios tan alucinados como esa estación espacial tumoral, en carne viva, en cuyo diseño de producción confluyen Mœbius, Roger Vadim y lo mejor de Marvel como editorial.
Gunn se atreve incluso a recordarnos que, como el Santiago Segura camuflado en las franquicias familiares Padre no hay más que uno (2019-) y A todo tren (2021-), sigue siendo aquel. Aquel que gustaba del body horror como expresión alegórica de un malestar individual y una hipocresía colectiva insoportable. En Guardianes de la Galaxia: Volumen 3 el pasado traumático de Rocket Raccoon (Bradley Cooper), único sostén dramático junto a la reaparición de una Gamora (Zoe Saldaña) desmemoriada y los complejos paterno-filiales de Star-Lord (Chris Pratt) de un guion endeble hasta lo televisivo, inspira a Gunn una versión tecno-animalista de La isla del doctor Moreau (1896) de agresividad insólita.
Algo que abarca a un villano, el Alto Evolucionador (Chukwudi Iwuji), que puede dar lugar hoy por hoy a lecturas incómodas en virtud de su filosofía puritana y su máscara de amabilidad, sujeta literal y metafóricamente con alfileres. Gunn parece más interesado en el ejercicio de ese gamberrismo visceral que en ofrecer el cierre épico que esperábamos a uno de los ciclos más populares del Universo Cinematográfico de Marvel. Aunque su puesta en escena es solemne en ocasiones y sus intentos machacones por emocionarnos a punto están de arrancarnos alguna lágrima, el relato funciona por lo general en modo piloto automático. Más aun, se percibe un fastidio en las interpretaciones, una falta de química entre los actores, que hace pensar menos en un encuentro de viejos amigos anhelando despedirse a lo grande que en un grupo de frienemies obligados por contrato a verse las caras una última vez.
El comienzo de la película nos muestra a Rocket Raccoon cantando Creep (1992), de Radiohead, una declaración de intenciones sobre inadaptados en el lado mainstream de la vida que apela con descaro al propio Gunn. Pero, ¿hasta qué punto es válido ese guiño autocomplaciente? La melancolía que desprende el momento acaba por referirse menos a un personaje desbordado por el pasado hiriente que carga a sus espaldas que a un director consciente de que su idiosincrasia ya no tiene cabida en Marvel; un director con la cabeza puesta a la vez desde hace un tiempo en la expansión de otros universos, misión que posiblemente concluya también con sabor agridulce. Rocket logra bailar al final de Guardianes de la Galaxia: Volumen 3 a los sones de canciones más luminosas que Creep. Veremos si Gunn es capaz de evolucionar de la misma manera como creativo y ejecutivo de DC Studios o si habrá de conformarse con seguir debatiéndose entre la asimilación al sistema y las explosiones de rabia.
- Fotografía: Henry Braham
- Montaje: Greg D’Auria, Fred Raskin
- Música: John Murphy
- Distribuidora: Disney