Jurado Nº 2
- V.O.: Juror #2
- Dirección: Clint Eastwood
- Guion: Jonathan Abrams
- Intérpretes: Nicholas Hoult, Toni Collette, J.K. Simmons, Kiefer Sutherlland, Chris Messina, Zoey Deutch, Leslie Bibb…
- País: EEUU
- Género: Thriller judicial
- 117 minutos
- Ya en cines
- «Justin Kemp, un hombre de familia, mientras forma parte de un jurado en un juicio por asesinato de alto perfil, se encuentra luchando con un serio dilema moral… uno que podría utilizar para influir en el veredicto del jurado y potencialmente condenar (o liberar) al asesino acusado.»
Por Elisa McCausland y Diego Salgado
El cuadragésimo largometraje de Clint Eastwood se abre con uno de los planos más provocativos de su trayectoria como director. Tras la ilustración convencional de la justicia —ojos vendados, espada en su mano derecha, balanza en la izquierda— que acompaña la aparición en pantalla del título del filme, Jurado Nº 2, se nos presenta a una mujer que camina con los ojos tapados y los brazos frente a sí, temerosa de tropezar; es Ally (Zoey Deutch), una joven embarazada a quien su esposo, Justin (Nicholas Hoult), quiere dar la sorpresa de un cuarto habilitado y decorado a la perfección para la hija que espera la pareja.
Eastwood ya había socavado en otras ocasiones símbolos idealizados de una determinada visión hegemónica de Estados Unidos; recordemos en Mystic River (2003) el anillo del religioso en el asiento del automóvil, o la tarta de celebración que emulaba en Banderas de nuestros padres (2006) la icónica fotografía de la conquista de Iwo Jima, una tarta que de pronto parecía sangrar. En Jurado Nº 2, Eastwood nos deja claro nada más empezar que, pese a aferrarnos en abstracto a la idea complaciente de que la justicia es ciega, de que no distingue entre personas sino entre las pruebas y los argumentos puestos en una balanza, en la práctica son los individuos quienes, cada uno a su nivel, determinan con sus acciones y creencias el rumbo cotidiano de la justicia, los cimientos éticos del contrato social. Y resulta obvio desde el primer plano de Jurado Nº 2 que Justin y Ally están cerrando los ojos a muchas cosas con tal de construir una familia ejemplar, aunque descubramos poco a poco que ambos se sienten inseguros al respecto y sus intentos previos por orquestar esa ficción han fracasado.
El guionista de Jurado Nº 2, Jonathan Abrams, que no cuenta apenas con créditos previos en la industria del cine, articula sin embargo una intriga judicial ingeniosa, que podría pensarse adaptada de un best-seller de John Grisham o David Baldacci o inspirada en los thrillers con trasfondo institucional que el propio Eastwood realizó en el periodo de entresiglos —Poder absoluto (1997), Ejecución inminente (1999), Deuda de sangre (2002)—. No falta en la película ni el eco de Alfred Hitchcock, pues, a través de los ojos de Justin, implicado casualmente como jurado en un litigio por asesinato del que sabe demasiado, asistimos a una representación crítica del funcionamiento de la justicia con dos perspectivas que complejizan el suspense: la superficial, los vericuetos del juicio que se sigue contra James (Gabriel Basso) como presunto asesino de su esposa Kendall (Francesca Eastwood), y la profunda, los dilemas morales que afronta Justin como jurado ante el desarrollo de los acontecimientos.
Estas perspectivas entrecruzadas desembocan finalmente en un panorama desalentador de las sociedades contemporáneas, donde la conciencia del bien y el mal ha dado paso al egocentrismo, los intereses creados, la irresponsabilidad ante nuestras acciones y la ostentación complaciente de nuestros sesgos y prejuicios en desdoro de lo que es justo y verdadero. Y, en este sentido, Jurado Nº 2 es una película profundamente política: aunque parece coquetear durante parte de su metraje con la moral líquida que caracteriza el cine contemporáneo —véase sin ir más lejos Cuando cae el otoño (François Ozon, 2024), de próximo estreno—, según la cual es más importante la imagen correcta o agradable que proyectamos de nosotros mismos ante los demás que la calidad de nuestros actos, su desenlace es de una extraña crueldad… y muy coherente con el conjunto de la obra de Eastwood, donde el que la hace la paga y, el que no, también, porque no existen inocentes sino culpables mejor o peor adaptados a las corrientes del sistema. Para el libertario Eastwood, como ha escrito Christian Zilko, “el individuo es la unidad irreductible del ser estadounidense” y, como tal, antes o después ha de afrontar la llamada a la puerta de su destino moral.
En línea con esos argumentos, Jurado Nº 2 es una película sin trampantojos formales de ningún tipo, transparente, satisfecha de expresarse a través de una fluidez narrativa tan sencilla en apariencia como imposible de encontrar ahora mismo, de la que participa un grupo de actores conjuntados a la perfección en un tono menor. La melancólica banda sonora de Mark Mancina nos remite al manierismo tenebrista de Million Dollar Baby (2004) o El intercambio (2008), pero el Eastwood actual se halla muy lejos de aquellos ejercicios manieristas destinados a la crítica y los premios, como se halla lejos incluso de los héroes improbables que protagonizaron Sully (2016), 15:17 Tren a París (2018) y Richard Jewell (2019). Jurado Nº 2 es una historia deliberadamente ordinaria sobre personas normales y corrientes que no desean estar a la altura de las circunstancias excepcionales que salen a su encuentro, capaces de hacer lo posible y lo imposible por dormir tranquilos aunque el mundo se venga abajo a su alrededor —en buena medida por su inacción— y que, sin embargo, sucumben a veces al extraño impulso de quitarse la venda de los ojos.
- Montaje: David S. Cox, Joel Cox
- Fotografía: Yves Bélanger
- Música: Mark Mancina
- Distribuidora: Warner Bros