La Gomera

La Gomera
(The Whistlers)

  • Dirección: Corneliu Porumboiu
  • Guion: Corneliu Porumboiu
  • Intérpretes: Vlad Ivanov, Catrinel Marlon, Rodica Lazar, Agustí Villaronga
  • Género: Thriller, neo-noir
  • País: Rumanía
  • 97 minutos
  • Desde el 19 de marzo en cines

Cristi es policía y a la vez chivato de la mafia. Desde Rumanía viaja a la isla de La Gomera para aprender el silbo gomero. En Rumanía se encuentra bajo vigilancia policial, y utilizando la ancestral forma de comunicación canaria pretende comunicarse con la mafia para conseguir sacar de la cárcel a Zsolt, el único que sabe dónde están escondidos 30 millones de euros.

Por Quintín

Comienzo por el spoiler, una palabra que se ha convertido en la bestia negra de los críticos y lectores pusilánimes. Es cierto que a veces se disfruta menos de una película si se sabe el final, pero también puede ser fatal conocer el principio. En otros casos, ocurre lo contrario y solo al final queda claro si vimos una película noble o una película cruel. Así, saber el final puede ahorrar padecimientos. Pero vamos al grano: La gomera termina bien, aunque no sin que antes parezca que termina mal. Hay una especie de final falso y luego un epílogo, donde nos enteramos que el protagonista sobrevive y se queda con la chica. Eso tranquiliza a los que detestamos que los directores abusen de sus derechos matando a sus criaturas. 

Logra que la tradición del género se mantenga viva a fuerza de burlarse de ella. Una historia de amor en el corazón del delito que hace honor a David Goodis.

Por esa cuestión del final doble, La Gomera termina bien y mal, o mal y bien si lo prefieren. Pero hay una ambigüedad más importante. El director Porumboiu suele declarar que la película expone el cinismo contemporáneo y muestra un mundo en el que lo único que importa es el dinero. El protagonista Cristi, explica Porumboiu, es el rígido y autoritario polícía de Policía, adjetivo, una película suya de 2009, pero envejecido, perdido y corrupto, atrapado en una maraña de intrigas y traiciones de la que participan mafiosos y policías, una intriga complicada que se va aclarando de a poco (ahí fue un poco más de spoiler). Lo que dice Porumboiu es parcialmente cierto y aparece en la película, no hay valores ni comunicación y todos van detrás del dinero como corresponde a un film noir. Pero claro que en buena parte de la literatura y el cine negro hay una contrapartida para tanta sordidez. Así lo prescribió Chandler, para quien el detective debía ser «el mejor hombre de este mundo y un hombre lo bastante bueno para cualquier mundo». Cristi no es del todo malo, pero no es tan bueno y ni siquiera es el detective en un sentido funcional. Sin embargo, hay otra fuerza que encarna el bien en La Gomera: es el cine mismo.

Las referencias al cine son constantes: la proyección de Centauros del desierto en la cinemateca de Bucarest, las escenas en un viejo estudio, la parodia de Psicosis, incluso el fragmento de Un comisar acuza (Sergiu Nicolaescu, 1974), policial comunista de los tiempos de Ceaucescu. El cine (salvo el cine americano actual, parodiado con trazo grueso en la figura de un productor que irrumpe con su candor gringo en una reunión de mafiosos) es una presencia constante pero también es una guía, que va modelando la película, que la va llevando hacia el cuento de hadas, hacia una hipérbole hollywoodiense que estalla en el momento final en un espectáculo de luz y sonido en Singapur, de una cursilería rampante y deliciosa, que sirve de escenario para el sinfónico reencuentro de Cristi y Gilda.

La Gomera resulta así de la interacción de tres tiempos: uno es el de la narración, que va y viene entre flashbacks y anticipaciones, otro es el de la historia, que parte de la oscuridad de la ciudad a la luz de la naturaleza, de los bajos instintos a los sentimientos más puros, y un tercero, que es el de la construcción neoclásica del cine: mientras combina citas con ideas originales (la más notoria es la del lenguaje secreto basado en el canto de los pájaros, aunque no es un hallazgo menor el personaje de la madre) Porumboiu logra que la tradición del género se mantenga viva a fuerza de burlarse de ella como de una antigualla. A pesar de ello, La Gomera es una historia de amor en el corazón del delito que hace honor a David Goodis.

  • Fotografía: Tudor Mircea
  • Montaje: Roxana Szel
  • Premios: Mejor Guion en el Festival de Sevilla 2019
  • Distribuidora: Surtsey