Los nómadas de Nomadland

#NMDLND & chill: Francesc McDormand esperando tranquilamente a la noche de los Oscar tras haber ganado el Globo de Oro a Mejor Película y Mejor Dirección

¿Qué tiene NOMADLANDestreno en cines el 26 de marzo — para haber puesto de acuerdo a crítica y público en todo el mundo? ¿Qué le ha llevado a convertirse en la película más aclamada del año, de alzarse con el León de Oro del Festival de Venecia al Premio del Público en Toronto, de los Globos de Oro a Mejor Película y Mejor Dirección a las seis nominaciones al Oscar? ¿Cuál es la mirada de Chloé Zhao y por qué interesa por igual a Cannes y a Marvel? Desde este viernes podremos comprobarlo en salas, pero antes os invitamos a descubrir una de las peculiaridades de la trascendental Nomadland: la cohabitación de actores como Frances McDormand y David Strathairn con auténticos precarios rodantes. 

Nomadland, la tercera película de Chloé Zhao, sigue los pasos de Fern, el personaje interpretado por Frances McDormand, una mujer viuda que, después de perder su trabajo en Empire (Nevada), se ve obligada a abandonar su casa, y echarse a la carretera para conducir de trabajo precario en trabajo precario, ya sea limpiando letrinas de parques temáticos o llenando paquetes para Amazon. Fern es un personaje de ficción escrito para la ocasión, pero en su odisea se cruza con personas de lo más reales, que ya habían sido inmortalizadas en las páginas de País nómada (Capitán Swing), el magnífico ensayo de Jessica Bruder, que invirtió tres años de su vida para recorrer las carreteras del país y analizar un fenómeno que, con la crisis pandémica, no ha hecho más que agravarse. 

Fern es una más de todas esas personas que, cuando se suponía que tenía que alcanzar la paz y el sosiego de la jubilación, tuvo que buscarse la vida, y a la vez las representa, las simboliza, las contiene todas y les brinda un rostro que ahora, tras un recorrido festivalero que alcanzará su climax en los Oscar, se verá en los cines a partir del 26 de marzo. Al mismo tiempo, McDormand es la alma mater del proyecto. Fue ella la que quedó fascinada por el ensayo de Bruder, ella la que compró los derechos, y ella la que se comprometió a producir la película junto a Peter Spears. También fue ella la que eligió a Chloé Zhao para dirigirlo. 

Frances McDormand aspira a su tercer Oscar a Mejor Actriz

McDormand se enamoró de la estupenda The Rider (2017), el anterior filme de Zhao, que narra el calvario de un jinete de rodeo que, tras romperse la crisma en una caída, tiene que hacerse a la idea de que ya no podrá volver a competir. Como los personajes de su primera película, la aquí inédita Songs My Brothers Taught Me (2015), Brady Jandreau se interpretaba prácticamente a sí mismo, en sintonía con la visión neorrealista de Zhao. The Rider compitió por los premios Indie Spirit en la misma velada en la que McDormand se llevó la estatuilla alada por Tres anuncios en las afueras (2017), un trofeo que al cabo de 48 horas se transformó en su segundo Oscar a la Mejor Actriz, que se sumó al obtenido por Fargo (1996) un par de décadas atrás. Injustamente, The Rider no se llevó ningún premio en la fiesta del cine independiente (triunfó Déjame salir), pero aquella noche del 3 de marzo de 2018 los galardones no eran más que actores secundarios. Lo que realmente importa es que fue cuando McDormand y Zhao llegaron a conocerse, y el proyecto Nomadland se puso en marcha.

McDormand y Chloé Zhao durante el rodaje

Para McDormand era la oportunidad de dar vida a uno de los mejores personajes de su carrera (otro posible Oscar) y para Zhao la de trabajar con actores de verdad, demostrando una profesionalidad que le daría la oportunidad de dirigir la superheroica Eternals, la entrega nº26 del Marvel Cinematic Universe. Antes de que llegue el nuevo espectáculo de MCU, con estreno previsto para noviembre 2021, nos parece mucho más adecuada esta pausada y contemplativa road movie que conjuga los magníficos paisajes del Oeste americano con el drama de todas estas personas que tienen que andar buscando su destino en plena tercera edad, casi una metáfora con ruedas de lo que muy probablemente nos espera. A tono con la mentada visión neorrealista de Nomadland, que armoniza el pormenorizado trabajo de investigación de Bruder con el espíritu entre poético y realista de Zhao, destacamos a los tres icónicos personajes que han saltado de las páginas a la gran pantalla. Ellos han sido absolutamente esenciales para que la película transmita su verdad. 

Linda May

La inspiración de Fern

Linda May fue una de las mayores fuentes de inspiración para crear el personaje de Fern, y a la vez se ha convertido en la principal robaplanos de la película. Ambas se conocen en el almacén de Amazon al que Fern conduce para hacer una primera parada en su nueva etapa vital de precariado itinerante. May tenía 60 años cuando decidió echarse a la carretera, según cuenta Bruder, a bordo de «un todoterreno Grand Cherokee Laredo, adquirido en un desguace y reparado tras un choque que lo había dejado destrozado», que arrastra su vivienda, «un pequeñísimo remolque de color amarillo pálido que ella ha bautizado The Squeeze Inn (Posada Hazte Sitio)».

No le quedó otra. Vivía en una caravana sin agua ni luz, porque “no podía pagar las facturas. No conseguía encontrar trabajo, y se le había agotado la prestación de desempleo”. Pensó en matarse («abriré la llave de propano. Perderé el conocimiento, y se acabará todo»), pero escogió la vida. La vida rodante. Pese a las enormes dificultades, Linda May, mujer curtida que había criado a sus dos hijas en solitario, irradia un vitalismo, una jovialidad y una fuerza muy difíciles de olvidar.

Bob Wells

El gurú de los “sintechos motorizados”

Bob Wells pasó de “reponedor de la cadena de supermercados Safeway, en Alaska” a convertirse en el gran gurú de los nuevos nómadas, ya sea a través de su web CheapRVLiving.com (cuyas visitas aumentaron exponencialmente tras la crisis de 2008) o como organizador de los Rubber Tramp Rendezvous, a los que anualmente acuden miles de labocampistas. Su mensaje ensalza «la posibilidad de vivir felizmente con menos. Un principio básico inspiraba todos sus escritos: la mejor manera de liberarse era convertirse en lo que la sociedad consideraría una persona sin hogar». 

En una escena de Nomadland, Fern matiza que no es exactamente una homeless, puesto que circula con la casa a cuestas, y también acude a uno de esos Rubber Tramp Rendezvous, en el que, además de escuchar sus discursos contra la tiranía del dólar, llega a mantener una muy emocionante conversación con este Papá Noel de los “furgorresidentes”, que recuerda ante la cámara a su hijo, que se quitó la vida cinco años atrás. No existe un «adiós final», dice Wells, todos nos volveremos a reencontrar, en la carretera o en algún otro lugar. 

Charlene Swankie

La madre de los “furgorresidentes”

Ella siempre fue una aventurera. En sus años mozos exploró en kayak 50 estados de la Unión. Pero no podía imaginar que, cumplidos los 64, se vería obligada a vivir en la carretera.Charlene Swankie, alias Swankie Wheels, es otra de las grandes gurús del caravanismo que aparece en la película, una experiencia por la que no puede estar más agradecida: «he sentido más amor por Fran, Chloé y el equipo de la película que el que he sentido por mi propia familia», declaró a Variety. Hace 12 años ya que vive sobre cuatro ruedas, desde que sus dos hijos se fueron de casa.

Antes nunca había oído hablar de McDormand, mucho menos de Zhao y el cine no era algo que le importara demasiado. Pero tenía un problema en el hombro, necesitaba operarse, y participar en la película le brindó la solución, pues «no se puede ir en kayak con un solo brazo». Tanto Swankie como May fueron retribuidas como cualquier otro actor del reparto.

Lo que empezó como un mero reportaje para Harper’s Magazine se ha convertido en un clásico instantáneo, la más que probable triunfadora de los próximos Oscar, pero sobre todo una película que se erige en el más fidedigno espejo de nuestro tiempo, unos tiempos realmente aciagos en los que quizás sea mejor desembarazarse de todo, y empezar a aprender a vivir con lo mínimo. Por Philipp Engel