Nadie
Nadie
(Nobody)
- Dirección: Ilya Naishuller
- Guion: Derek Kolstad
- Intérpretes: Bob Odenkirk, Connie Nielsen, Christopher Lloyd, Michael Ironside, RZA
- Género: Acción, thriller
- País: Estados Unidos
- 92 minutos
- En salas el 30 de abril
Hutch Mansell es un hombre de familia corriente. Una noche unos ladrones entran a su casa y él renuncia a defenderse y defender a su familia con el fin de evitar complicaciones. Esto decepciona a su hijo y a su mujer, que empiezan a distanciarse de él. El incidente le reconcome por dentro y hace que salga a la luz su lado más oscuro.
Por Elisa McCausland y Diego Salgado
El estreno en nuestro país de Nadie, sensación de la temporada para muchos críticos y aficionados al cine de acción estadounidenses, nos sirve ante todo de excusa para reivindicar la ópera prima de su director, el ruso Ilya Naishuller. Nos referimos a Hardcore Henry (2015), frenético ejercicio de aventuras en tiempo real y primera persona influido por los paradigmas del videojuego y la personalización tecnológica de la mirada. Harcore Henry no tuvo el éxito que merecían sus numerosos aciertos argumentales y visuales, reivindicados con timidez por Naishuller en alguna escena de su segunda película, como la que tiene lugar en un autobús.
Nadie es una película más convencional que Hardcore Henry. Derek Kolstad recicla sus guiones para la estilizada saga John Wick en clave working boomer, pero no es tan ingeniosa como aquellas, ni tan delirante como Venganza, ni está tan bien realizada como The Equalizer
Por lo demás, pese a compartir hasta cierto punto un mismo espíritu de intoxicación etílica jovial, Nadie es una película más convencional que Hardcore Henry. Ilya Naishuller adopta el relato en tercera persona y una puesta en escena meramente eficaz que el montaje de Willam Yeh y Evan Schiff sabe llevar a otro nivel en los divertidos minutos iniciales de película, pero no tanto en las coreografías posteriores de violencia con docenas de muertos y detalles absurdos tan típicas de los últimos años. La máxima responsabilidad creativa de Nadie corresponde en cualquier caso a Derek Kolstad, que recicla sus guiones para la estilizada saga John Wick (2014-) en clave working boomer.
El protagonista de Nadie está lejos por tanto de asemejarse a Keanu Reeves. Se trata de un tipo de edad avanzada y presencia insignificante, Hutch Mansell (Bob Odenkirk), que se siente atrapado en una existencia mediocre apuntalada por su empleo como oficinista, rutinas embrutecedoras, y una familia que apenas le respeta. Cuando dos ladrones irrumpen en su casa, Hutch subraya el papel de infeliz que se le ha asignado al no repeler la agresión con la suficiente hombría; o, al menos, eso piensan quienes le rodean. Sin embargo, un aspecto trivial del asalto despierta a la bestia latente en él y le arrastra a una espiral de violencia que desemboca en un enfrentamiento a vida o muerte contra un clan de mafiosos rusos.
El hecho de que el título de la película no describa como parecía en un principio la condición de don nadie de Hutch, sino el camuflaje paradójico de un as del armamento, la lucha y el bricolaje que acaba por matar codo a codo junto a su venerable padre (Christopher Lloyd) entre guiños cómplices y golden oldies, supone una pequeña gran decepción. Lo que prometía ser —en la estela de Sentencia de muerte (James Wan, 2007) o El justiciero de la ciudad (Michael Winner, 1974) y su remake de 2018 a cargo de Eli Roth— una reflexión cargada de ironía sobre las fantasías masculinas de poder larvadas en la frustración cotidiana, deriva precisamente en fantasía de ese tipo elevada a la enésima potencia. Y, como tal, resulta que Nadie no es tan delirante como Venganza (Pierre Morel, 2008), ni tan ingeniosa como John Wick, ni está tan bien realizada como The Equalizer (Antoine Fuqua, 2014).
- Fotografía: Pawel Pogorzelski
- Montaje: Evan Schiff, William Yeh
- Música: David Buckley
- Distribuidora: Universal