Nop

  • Dirección: Jordan Peele
  • Guion: Jordan Peele
  • Intérpretes: Daniel Kaluuya, Steven Yeun, Keke Palmer, Terry Notary, Donna Mills, Michael Wincott, Barbie Ferreira,
  • Género: Terror
  • País: EEUU
  • 130 minutos
  • Estreno el 18 de agosto

«Dos residentes de un remoto pueblo en el interior de California realizan un descubrimiento tan insólito como escalofriante…»

Por Elisa McCausland y Diego Salgado

Las tres películas escritas y dirigidas hasta la fecha por Jordan Peele giran en torno a la fragilidad de la condición afroamericana en unos Estados Unidos atravesados aún por corrientes racistas que se remontan a sus orígenes como nación. Ahora bien, esa inquietud compartida por los procesos de represión y sumisión racial a lo largo de la historia de aquel país y por el terror como constructo expresivo no quita para que Déjame salir (2017), Nosotros (2019) y ahora Nop se muevan en coordenadas tonales diferentes y para que la ambición creativa de Peele haya ido a más con cada una de ellas.

Déjame salir era una sátira social. Nosotros (2019), una alegoría acerca de la integración en el orden del amo a costa de soslayar el sufrimiento de los propios ancestros. Y Nop recurre a la ciencia ficción y el western para elaborar una reflexión metacinematográfica sobre el papel subsidiario de la comunidad afroamericana en la creación y el triunfo de la imagen en movimiento y, por extensión, sobre la dudosa ética imperante en el modelo de gran espectáculo que la industria del cine y la televisión nos brinda desde hace más de un siglo.

Nop es por tanto un ensayo de ficción tan fascinante como problemático, centrado en las facetas alienantes de la imagen mainstream y, quizá en mayor medida, la mirada (ir)responsable del gran público; un viaje de connotaciones políticas obvias que toma como punto de partida las fotografías secuenciales de seres humanos y animales en movimiento perfeccionadas hacia 1878 por Eadweard Muybridge. Las nubes o el helio se cuentan entre los muchos otros guiños de Nop a la trayectoria del fotógrafo británico.

Peele fabula con la invisibilización de un jockey afroamericano implicado en los experimentos de Muybridge, y, a través de las peripecias de dos supuestos descendientes de aquel jinete, empleados por Hollywood como animal wranglers y enfrentados a una pavorosa amenaza oculta en los cielos, propone una suerte de redención para el cine mayoritario, cifrada, como es lógico, en imágenes reivindicativas: una instantánea que devuelve a la criatura alienígena el reflejo de su pupila insaciable, y el bello plano final de OJ (Daniel Kaluya) a caballo, una vez se ha situado más allá de los límites del espectáculo de la realidad y adquiere el poder de participar por fin de la mítica asociada a la ficción de Hollywood.

Descubrimos así que la aproximación moralizante de Jordan Peele al blockbuster y la imagen del exceso, lindante con las lecturas religiosas tradicionales sobre los falsos ídolos, resulta también, como no podía ser de otra manera, hipócrita. El “nop” del título hace referencia a la negativa de los protagonistas de la película, los hermanos Haywood, a ser cómplices de un paradigma productivo de las imágenes que implica la servidumbre de la mirada a una hegemonía implacable con el diferente. Ahora bien, los Haywood están lejos de representar una crítica o una subversión del sistema. Tan solo ansían tener acceso a su parte de la lucrativa tarta que conforma el show business establecido en sus propios términos.

Esto hace de ellos espíritus posibilistas, especuladores, en línea con el propio Jordan Peele, cuyo cine —inclusive Candyman (2021), producida y escrita junto a la directora Nia DaCosta— es una admisión de complejo de culpa por ostentar en la sociedad estadounidense y en Hollywood un estatus como artista afroamericano al cual dudamos quiera renunciar. Nada que ver con el personaje más interesante de Nop, el director de fotografía Antlers Holst (Michael Wincott). Pese a su convicción moral de que “no nos merecemos lo imposible”, de que la especie humana es demasiado imperfecta como para que sea legítimo engañarnos a nosotros mismos invocando imágenes supraterrenales, Holst trata a toda costa de capturar con su cámara a la monstruosa criatura que merodea en los cielos californianos, consciente de que la única obligación del cine espectacular pasa a la postre por jugar a ser dios; por materializar una imagen que abra en canal nuestras retinas para vaciarlas de significados y colmarlas de prodigios con el potencial de transformarlo todo.

A diferencia de Holst, Peele nada y guarda la ropa. Amaga con una desaprobación del gran espectáculo que luego no tiene más remedio que practicar, está lejos de ser un director underground o de vanguardia. Y lo hace con una voluntad de estilo tenaz, nada orgánica, que en ocasiones resulta brillante y en otras pomposa. El relato se debe más a las ideas apuntadas sobre imagen y tensión racial que a la cohesión narrativa y el sentido del fantástico y, como consecuencia, Nop es una película sumamente irregular. Su innegable grandeza a la hora de retratar paisajes que son estados de consciencia colectivos choca con problemas evidentes de ritmo y, como hemos apuntado, de coherencia discursiva. En definitiva, estamos ante uno de los títulos más atractivos de este verano para debatir sus postulados, aunque sea víctima de unos desequilibrios y una elefantiasis que esperemos no terminen por abocar a Jordan Peele, película a película, a emular el destino de M. Night Shyamalan.

  • Fotografía: Hoyte van Hoytema
  • Edición: Nicholas Monsour
  • Música: Michael Abels
  • Distribuidora: Universal Pictures