Queridos camaradas


(Dorogie tovarishchi!)

  • Dirección: Andrei Konchalovsky
  • Guion: Andrei Konchalovsky, Elena Kiseleva
  • Intérpretes: Yuliya Vysotskaya, Vladislav Komarov, Andrey Gusev
  • Género: Drama
  • País: Rusia
  • 120 minutos
  • En salas el 9 de julio

Lyudmila es miembro del partido comunista local y una gran defensora de los ideales del régimen. Durante una huelga laboral en una fábrica de motores, ve cómo el ejército, enviado por el Gobierno, dispara a los manifestantes produciéndose así una masacre. Este suceso cambiará sus ideales y valores políticos para siempre. Con la ciudad destruida y agitada por las revueltas, mucha gente resulta herida o desaparecida, entre ellas la hija de Lyudmila, lo que la obligará a buscarla entre el caos de la ciudad.

Por Manuel J. Lombardo

Pawlikovski (Ida, Cold war) y Konchalovsky (Paraíso, ahora esta Queridos camaradas) han creado escuela (véase la reciente Siervos, del eslovaco Ostrochovský) en lo que se refiere a las formas oficiales de autor para revisitar con perspectiva crítica los años más duros del comunismo. Ambos se han refugiado en la imitación o la reconstrucción posmoderna de aquel cine del Este de los 60, con su blanco y negro contrastado, sus formatos cuadrados o su gusto (dudoso) por la composición del plano, para rendir cuentas con un pasado del que se sienten más víctimas que herederos, por supuesto también redentores a través de historias que sitúan siempre al individuo atribulado en la tela de araña de los regímenes totalitarios y su política social de control, censura y vigilancia de la que no hay escapatoria posible más allá de la tragedia.

«Se pliega a las formas oficiales de autor para revisitar con perspectiva crítica los años más duros del comunismo (reconstrucción posmoderna de aquel cine del Este de los 60, con su blanco y negro contrastado, sus formatos cuadrados o su gusto dudoso por la composición del plano), para rendir cuentas con un pasado del que se sienten más víctimas que herederos, por supuesto también redentores»

En Queridos camaradas, el veterano cineasta ruso, otrora prometedor ilustrador de tradiciones literarias propias (Nido de nobles, Tío Vanya) y pronto decantado hacia la épica o la aventura (Siberiada) antes de su periplo hollywoodiense (Los amantes de María, El tren del infierno, Tango y Cash) y su regreso a casa en brazos de Putin, aborda un episodio real, la huelga de los trabajadores de las fábricas de Novocherkassk en 1962 y su posterior acallamiento violento a manos del ejército y la KGB, para recordarnos, muy desde el principio, el clima de asfixia y el despertar del sueño stalinista de una Unión Soviética ahora bajo el mano de Kruschev en la que cada tipo, cada personaje y cada conversación íntima responden al manual de las buenas prácticas didácticas sobre cómo explicarle a un espectador ignorante de la Historia qué es lo que pasaba por allí en aquel entonces y desde una perspectiva convenientemente simplificada, de la persecución religiosa al espionaje vecinal pasando por los comités del Partido o el trazo grueso en el dibujo de los mandos políticos al frente.

En mitad del caos, Konchalovsky vuelve a situar a su esposa, Yuliya Vysotskaya, como heroína moral, carne de contradicciones y protagonista involuntaria del fuego cruzado y la toma de conciencia, una madre viuda que se pasará buena parte de la segunda parte del filme buscando a su hija en compañía de un agente de la KGB en un trayecto que insiste, cómo no, en subrayar en cada escena el clima de desencanto, nostalgia, opresión y falta de libertades, al tiempo en que figurantes, secundarios y extras intentar dotar de densidad real a las revueltas que han disparado los acontecimientos y el cineasta aspira a dejar por el camino de la tosquedad algunos apuntes lírico-simbólicos que no disimulan empero sus gruesas costuras dramáticas, culminadas con una resurrección en los tejados que da incluso un poco de vergüenza ajena.

  • Fotografía: Andrey Naydenov
  • Montaje: Karolina Maciejewska, Sergey Taraskin
  • Distribuidora: VerCine