Relic

Relic

  • Dirección: Natalie Erika James
  • Guion: Natalie Erika James, Christian White
  • Reparto: Emily Mortimer, Bella Heathcote, Robyn Nevin
  • Género: Terror, suspense
  • 89 minutos
  • En cines el 12 de marzo

Una hija, una madre y una abuela son acosadas por un tipo de demencia que está consumiendo a la familia.

Por Elisa McCausland & Diego Salgado

Junto a Saint Maud (2019) o His House (2020), Relic ha sido una de las grandes protagonistas del debate mantenido en los últimos meses por crítica y aficionados en torno a los postulados del elevated horror. A nuestro juicio, la película que nos ocupa no es ni más ni menos que un drama familiar con pretensiones alegóricas y, en menor medida, feministas, pues aborda un tema como el de los cuidados dejando bien claro que, en una parte significativa de los casos, aún corresponde a las mujeres el esfuerzo de ponerlos en práctica, con el desorden físico, psicológico y afectivo que ello acarrea.

La historia ideada por la guionista y directora debutante Natalie Erika James gira en torno a tres generaciones de mujeres que se dan cita en el domicilio de la mayor, Edna, una anciana de comportamiento cada vez más errático y a la que atemoriza una presencia tenebrosa que su hija, Kay, y su nieta, Sam, no logran identificar. Durante los primeros minutos, Natalie Erika James acierta a depositar una mirada inquietante sobre una comunidad de espacios y afectos, el hogar familiar, que ha devenido extraña para Edna a causa de su deterioro cognitivo y para Kay y Sam debido a su progresivo distanciamiento geográfico y emocional. La reconciliación entre abuela, hija y nieta pasará por comprenderse en lo que son y no lo que fueron, y por abrazar los lazos que las unen a nivel primordial, incluso cuando tienen mucho de maldición heredada.

Una de las grandes protagonistas del debate en torno a los postulados del elevated horror.

La morosidad narrativa, algunas elipsis desconcertantes, las tonalidades apagadas de la fotografía y las disonancias interpretativas entre las actrices protagonistas se revelan sin embargo ineficaces en la segunda mitad del metraje para disimular que la película tiene pocos alicientes que ofrecer más allá de un planteamiento relativamente original —véanse The Taking of Deborah Logan (2014), La visita (2015) o incluso El padre (2020)—. Por otra parte, el recurso a códigos del terror adolece, salvo en lo referido en ocasiones al body horror, de un ánimo gentrificador y un tanto incoherente, vista la gravedad con que la realizadora concibe su propuesta. El mayor hándicap de la película tiene que ver en cualquier caso con el hecho de que, a partir de la entrada de Kay y Sam en ciertas estancias ocultas, las imágenes abandonan las coordenadas de la ficción y acaban parasitadas por su carácter metafórico. Una constante del terror elevado.

  • Fotografía: Charlie Sarroff
  • Música: Brian Reitzell
  • Montaje: Denise Haratzis & Sean Lahiff
  • Premios: National Board of Review (NBR): Mejores películas independientes del año / Festival de Sitges: Mención especial (por su dirección)
  • Distribución: Selecta Visión