Rosalía, Marilyn Monroe y Annie Ernaux, juntas en La Cabina

Los años de Super-8, de Annie Ernaux, inauguró La Cabina, un festival que tiene, en esta edición, como cabezas de cartel a la mentada escritora francesa galardonada con el Premio Nobel, Rosalía, Marilyn Monroe y Hong Sang-soo. Esto sólo es posible en Valencia, donde se ofrecerá, hasta el día 18, la más cuidada selección de cortometrajes del planeta Tierra. Por Philipp Engel

Aquí no hay que pasarse de largo, pero tampoco quedarse corto. Digamos que el tamaño, importa pero en su justa medida: no menos de 30 minutos, ni más de 60. En Valencia, por lo menos entre el 8 y el 18 de noviembre, lo que se valora es esa cierta equidistancia entre el corto y largo a la que nos referimos como mediometrajes, un formato no siempre bien tratado, que ha encontrado su casa en La Cabina. No es un formato tan raro. La cabina (1972), sin ir más lejos, aquella película de Antonio Mercero que dejó profundamente traumatizada a toda una generación de niños (a la que pertenezco), duraba 35 angustiosos minutos. Me lo decía una cineasta que acaba de rodar una película de 39 minutos: “para mí no tenía sentido alargarla, tampoco acortarla, lo siento si la industria no está preparada para aceptarla tal y como es”. 

Las historias duran lo que duran, en el mundo del cine tendría que ser como en el de la literatura, ahí donde el escritor, ya sea novelista, o cuentista, pone el punto final es donde acaba. Pero ya se sabe que el mundo, así en general y pese a grandes cambios, sigue siendo un espacio muy formateado. La Cabina lleva ya desde 2008 acogiendo todas esas películas que los grandes festivales no saben cómo tratar. Es muy probable que, hace tres lustros, cuando alguien lanzó la idea, otros le respondieran: “¿Estáis locos? ¿Un festival de mediometrajes?”. Pues ahí siguen, como si fuese un festival de documentales musicales. A esos también les trataron de locos. Pero de locura, arrojo y audacia está hecha la historia del cine. 

ANNIE ERNAUX

La Cabina 2022 se inauguró con el pase de Los años de Super-8, película co-realizada por la escritora Annie Ernaux y su hijo David Ernaux-Briot, que se ha ocupado de montar en orden cronológico fragmentos de las películas caseras rodadas por su padre, ya fallecido, a las que su recién nobelizada madre pone texto y voz. Esta maravillosa película de 60 minutos justos abrió paso a la competición y a la sección panorámica Amalgama, que recogen doce y once mediometrajes, respectivamente. Ya comentaremos la selección con el debido detalle en nuestro próximo número, por lo pronto sigamos con el reparto de estrellas…

ROSALÍA 

¿Hablábamos de documentales musicales? Pues Motomami lleva 14 de las 16 canciones del discarral que la de Sant Esteve Sesrovires sacó el pasado mes de marzo. Es una mezcla de concierto tiktokero en diferido, fashion film (por los cambios de vestuario) y de contenido inteligente para teléfono ídem. Una máquina de bailar, que produce Canada, la productora que facturó los clips que pusieron a la cantante en la órbita mundial. Es verdad, fueron las canciones, pero el envoltorio también contó lo suyo para que Rosalía se convirtiera en fenómeno. 

MARILYN 

Ahora que Andrew Dominik nos la ha rematado suavemente en la tan hipnótica como incómoda y polémica Blonde, ha llegado el momento de recordar la película que Marilyn dejó inacabada, con aquel legendario desnudo en la piscina que hizo que medio mundo quisiera convertirse en albornoz. Dirigía George Cukor, también estaban Dean Martin y Cyd Charise, pero Something’s Got to Give, de George Cukor, siempre será recordada como la última película de Marilyn Monroe. Un mediometraje de 37 minutos por accidente, o mejor dicho por suicidio asistido. La película va dedicada a ella, aunque en su día la despidieron por sus crónicas ausencias psicosomáticas del rodaje. Lo abandonaba con cualquier excusa, hasta por la fiesta de cumpleaños del presidente. 

HONG SANG-SOO

Qué bueno recordar que el Hong de hace una década no era, en esencia, muy distinto al de hoy. Si muchas de sus películas parecen partidas en dos, esta dura 31 minutos porque forma parte del prestigioso proyecto del festival de Jeonju, que lleva desde los inicios de la era digital invitando a los más diversos cineastas a expresarse en las medias distancias. Hablamos de José Luis Guerin, Claire Denis o el más prolífico de los directores Made in Corea del sur, que en Lost in the Mountains (2009) ya rodaba devaneos sentimentales bañados en soju, zooms sinvergüenzas y planos de transición tomados en serio, y escritores (o cineastas) enamorados de hermosas chicas más jóvenes que ellos.