Suzhou River
- V.O.: Suzhou he
- Dirección: Lou Ye
- Guion: Lou Ye
- Actores: Zhou Xun, Jia Hongsgeng, Nai An, Yao Anlian, Hua Zhonkai
- País: China
- 83 minutos
- Ya en salas
«Mardar es un joven mensajero que va por la ciudad con su moto repartiendo paquetes. Conoce bien la ciudad y parte de su éxito en el negocio es que nunca hace preguntas. Un día un contrabandista de alcohol le pide que lleve a su hija de 16 años, Moudan, a casa de su tía. En el trayecto, ambos se sienten atraídos…»
Por Philipp Engel
Descubierta por estos ojos en el festival de Gijón del año 2000, primera época de Fran Gayo como programador, Suzhou River entró a formar parte de aquel creciente corpus de películas que nos persuadieron de que, al alba de un nuevo mundo globalizado, el cine asiático había tomado las riendas de la posmodernidad cinematográfica. En China, sin ir más lejos, Jia Zhang-ke había estrenado ese mismo año la monumental Platform y ya se perfilaba como el líder de una nueva promoción de cineastas chinos–la Sexta, concretamente–que no quería ser menos molona que sus hermanos de Hong Kong (Deseando amar) o Taiwán (Millennium Mambo estaba al caer), y pretendía mostrar la cruda realidad de su país, a pesar de la vigilante censura, rompiendo con la tradición y rebelándose contra las generaciones anteriores.
Suzhou River daba buena cuenta, en efecto, de que algo había empezado a cambiar en China, y en el cine de ese país. Era una película protagonizada por jóvenes urbanos de entonces, donde la mirada documental que registraba un desangelado Shanghái post-industrial, atravesado por el sucio río titular, alternaba con una más glamurosa estética neo-noir de clubes nocturnos, neones incandescentes, gánsteres repeinados y una preciosa bailarina con vestidos de lentejuelas, peluca rubia y una larga cola de sirena que se zambullía sonriente y sensual en un acuario gigante. Suzhou River puede, de hecho, considerarse como la piedra fundacional de un nuevo cine negro a la china, corriente a la que se sumarían, por ejemplo, los filmes de Dao Yinan, para plantar cara, con sus ritmos y características particulares, al omnipotente y omnipresente thriller made in Hong Kong.
La atmósfera que desprendía era de desaliento existencial, de hastío ocioso y de no future radical, no sin cierta carga de ingenuidad propia de un cine decididamente juvenil; incluso se llegaban a ver fugazmente protestas estudiantiles en un vídeo pirata. Nada de lo que pudiera complacer a las autoridades competentes. La película, de hecho, estuvo vetada en China, y su director condenado a no rodar durante dos años por haberla exhibido en Róterdam sin la debida autorización.



Suzhou River también era rompedora a nivel de dispositivo, empezando por un montaje sincopado a lo nouvelle vague, una banda sonora disonante y una estructura circular. Arrancaba con la narración en primera persona de un videoartista con cámara subjetiva y voz en off, en plan La dama del lago, para luego contar la historia de un joven metido a mensajero con una motocicleta vintage robada que acaba obsesionado con una chica que podría ser, o no, la misma bailarina de la que está enamorado el protagonista. La bellísima Xun Zhou interpretaba, en cualquier caso, ambos personajes en una desdoblada historia de amour fou obviamente inspirada en un modelo tan occidental como Vértigo.
Suzhou River se estrenó en el Teatro Jovellanos como un cautivador artefacto que te conquistaba por todos los flancos posibles. La cuestión a día de hoy, cuando por fin un distribuidor español se interesa por ella, era qué tal la habría tratado el tiempo, más cuando la trayectoria posterior de Lou Ye, sin ser para nada despreciable, estuvo muy lejos de alcanzar el relumbrón de los maestros citados –lo último que se vio de él fue Saturday Fiction (2019), con Gong Li–. Y la respuesta es categórica: sigue siendo tan fascinante como entonces, no ha perdido un ápice de su arrojo, ni de su frescura, ni de su sensualidad, y menos en la gloriosa copia en 4K que garantiza una experiencia total en la sala.




- Montaje: Karl Riedl
- Fotografía: Wang Yu
- Música: Jorg Lemberg
- Distribuidora: Atalante Films