Una joven prometedora

Una joven prometedora
(Promising young woman)

  • Dirección: Emerald Fennell
  • Guion: Emerald Fennell
  • Intérpretes: Carey Mulligan, Bo Burnham, Alison Brie, Laverne Cox
  • Género: Thriller, comedia negra
  • País: Reino Unido
  • 113 minutos
  • El 16 de abril en salas

Cassie tenía un brillante futuro por delante hasta que un desagradable incidente truncó su carrera. Ahora nada en su vida es lo que parece: es inteligente, audaz y vive una doble vida de noche. Cassie tiene la oportunidad de enmendar todo lo que no salió bien en su pasado… vengándose de los culpables.

Por María Adell

En el primer episodio de la segunda temporada de Killing Eve, Villanelle, una asesina a sueldo obsesionada con la ropa de marca, le rompe el cuello al adolescente con el que comparte habitación de hospital. Es un golpe de efecto inesperado que provoca, en los espectadores conocedores de las dinámicas de la serie (cuya primera temporada, escrita por Phoebe Waller-Bridge, es modélica), una carcajada sarcástica y, posteriormente, una reflexión: esta crueldad gratuita demuestra que la guionista que tomó el relevo de Waller-Bridge, Emerald Fennell, sería capaz de sacrificar a cualquiera de sus personajes por un impactante giro de guion.

Hay una idea realmente efectiva en Una joven prometedora, y es su condición de película-trampa: bajo su tono gamberro, su dirección de arte girlie y su banda sonora repleta de divas del pop, palpita una visión sombría del mundo que hubiera podido firmar un misántropo como Todd Solondz

En Una joven prometedora, primer largometraje de Fennell, también hay chistes acerca de muertes infantiles, aunque su popularidad —tiene cinco nominaciones a los Óscar— seguramente no se deba tanto a este humor negrísimo como a un discurso que ha conseguido captar «el espíritu de nuestros tiempos». La historia de Cassie (Carey Mulligan, apabullante en su diversidad de registros), una joven traumatizada por un episodio de violencia sexual que se cierne como un ángel de venganza sobre todo tipo de depredadores —y, en especial, sobre aquellos que nunca reconocerían que lo son—, permite a Fennell abordar aspectos clave de la discusión sobre la práctica estructural del abuso en un sistema patriarcal. Hay una idea realmente efectiva en Una joven prometedora, y es su condición de película-trampa: bajo su tono gamberro, su dirección de arte girlie y su banda sonora repleta de divas del pop, palpita una visión sombría del mundo que hubiera podido firmar un misántropo como Todd Solondz. Es un contraste que funciona a la hora de evidenciar las trampas del amor romántico: pese a una resolución algo atropellada, la quiebra del espejismo del “novio perfecto” —tan alto, tan gracioso, tan fan de Paris Hilton— permite la relectura paródica de un romance demasiado-bonito-para-ser-verdad.

La estrategia es, sin embargo, más problemática cuando se abordan las consecuencias de la violencia contra las mujeres. En la dicotomía entre provocadora fantasía de venganza y denuncia furiosa de un problema estructural, Una joven prometedora muestra un punto de vista dubitativo, oscilante, que, en su tramo final, deriva en pura frivolidad cínica al priorizar, de forma imperdonable, el truco narrativo por encima de su personaje principal. Es un desenlace tramposo, y una visión muy dudosa de supuesto poder femenino, que se sitúa a años luz de la complejidad del de Podría destruirte, indispensable serie creada por Micaela Coel desde la perspectiva —poliédrica, incómoda, insólita— de una superviviente de violencia sexual.

  • Fotografía: Benjamin Kracun
  • Montaje: Frédéric Thoraval
  • Música: Anthony B. Willis
  • Premios: Top 10 y mejor actriz (Mulligan) en el National Board of Review, 5 nominaciones al Oscar
  • Distribuidora: Universal Pictures