Una niña

Una niña
(Petite fille)

  • Dirección: Sébastien Lifshitz
  • Guion: Sébastien Lifshitz
  • Documental
  • 90 minutos
  • En cines el 12 de marzo

Sasha tiene siete años y siempre se ha sabido niña, aunque naciera con el cuerpo de un niño. Sébastien Lifshitz sigue la vidade Sasha durante un año, sus clases de ballet, su terapia, sus relaciones con los otros, y la patente hostilidad hacia ella de una sociedad que se niega a aceptarla como es.

Por Ania Ullén

Premiada en su día en el Festival de Gijón, con Wild side (2004) Sébastien Lifshitz reposaba su mirada cinematográfica sobre una experiencia trans por primera vez. Volvería a hacerlo en 2013 documentando la vida de Bambi, figura mítica de los cabarets parisinos de los 50-60. Una niña supone su último acercamiento a la cuestión. Sin duda el más cálido y esclarecedor hasta el momento.

Sigue a Sasha y a su familia durante más de un año, hace hincapié en su circunstancia vital y lo hace de manera acertada, con el máximo respeto y huyendo de cualquier tentativa de dramatizar ad hoc los hechos

Sasha es una niña de siete años, una petite fille —título original en francés, con una gran carga significativa, que se pierde en la traducción española al eliminar el adjetivo— que juega al 1,2,3 pollito inglés, imagina vidas posibles con sus Barbie, se entretiene probando looks distintos, va a clases de ballet, asiste al colegio y ríe cuando las pompas de jabón que hace su hermana mayor desaparecen al más leve toque de sus dedos. Tal y como podría hacerlo cualquier niña (o niño) de su misma edad. Porque Sasha es una niña trans, sí, pero antes que su condición de género se impone su condición humana. Más aún: su propia niñez. Sébastien Lifshitz, que ha seguido a Sasha y a su familia durante más de un año para filmar las imágenes que componen el documental, hace hincapié en esta circunstancia vital y lo hace de manera acertada, con el máximo respeto y huyendo de cualquier tentativa de dramatizar ad hoc los hechos: la historia de Sasha es la historia de una niña pequeña, con todo lo que ello implica. Así, más allá del conflicto sobre el que gira el filme, en este caso la negativa inicial del equipo educativo del colegio a aceptar su identidad (y el dolor que este rechazo provocará), el veterano realizador francés consigue captar con calidez y naturalidad los muchos momentos de felicidad que protagoniza la petite fille junto a sus hermanos, junto a sus padres, junto a sus amigos.

Es por eso que chirría ese cuestionable subrayado que apunta a la idea de una mente (femenina) atrapada en un cuerpo equivocado para ‘explicar lo que le ocurre’: no, no hay nada equivocado en su cuerpo. Porque Sasha no está sola. Frente a la incomprensión, frente a la transfobia enraizada en la sociedad, cuenta, en cada pequeño paso que da, con el amor y la ayuda necesarios para vivir una infancia (y una vida, en definitiva) que ninguna autoridad debería intentar arrebatarle jamás.

  • Fotografía: Paul Guilhaume
  • Montaje: Pauline Gaillard
  • Música: Thibault Deboaisne
  • Premios:  Mejor Película No Ficción (Las Nuevas Olas) del Festival de Cine Europeo de Sevilla 2020
  • Distribución: Good Films