You Should Have Left


(You Should Have Left)

  • Dirección: David Koepp
  • Guion: David Koepp (Libro de Daniel Kehlmann)
  • Intérpretes: Kevin Bacon, Amanda Seyfried, Geoff Bell, Colin Blumenau, Avery Tiiu Essex
  • Género: Thriller, terror
  • País: EEUU
  • 93 minutos
  • Estreno el 5 de junio en Movistar+

El banquero retirado Theo Conroy (Kevin Bacon) alquila una casa de campo en Gales para pasar unas vacaciones en compañía de su esposa Susanna (Amanda Seyfried) y su pequeña hija Ella (Avery Essex). Sin embargo, la familia experimenta extraños fenómenos que les ponen en peligro.

Por Roberto Morato

Las casas encantadas siempre han sido un destino cinematográfico envidiable. Un género en sí mismo que en muchas ocasiones se ha utilizado como metáfora de la realidad adyacente a la de la propia película. Adaptando de manera muy libre la novela homónima de Daniel Kelhmann, el escritor y cineasta David Koepp, se reúne con el protagonista de El último escalón en un intento por intentar recuperar los logros artísticos de aquella intentona de adaptar el universo de Richard Matheson.

«Una premisa interesante pos#MeToo que propone un juego entre la fantasía y lo real, lo terrorífico abstracto y lo urbano, pero Koepp se muestra tibio, es un cineasta demasiado literal»

You should have left parte de una premisa interesante, la imposible relación entre un hombre de mediana edad (Kevin Bacon) y su joven pareja, actriz (Amanda Seyfried), varias décadas menor. Koepp propone un constante juego entre la fantasía y lo real, lo terrorífico abstracto y lo terrorífico urbano, utilizando el modelo habitual de casa encantada como purgatorio siniestro para todos los pecados que ha podido cometer un hombre de mediana edad acomodado.

Como mínimo, resulta fascinante que algunas de las escenas que mejor funcionan dentro del conjunto de la película son aquellas donde el protagonista se enfrenta a sus propias miserias y a la irrealidad que conforma su vida. Especialmente acertada es la escena donde Bacon acude a recoger a su nueva esposa a un rodaje y tiene que lidiar con la grabación de una apasionada escena de sexo. Koepp establece una nada sutil metáfora con los tiempos del #MeToo donde el fantástico debería ejercer como ángel justiciero frente a los oscuros pecados del pasado del personaje central.

El principal problema es que Koepp se muestra demasiado tibio y contenido para explorar la idea del lugar físico como extensión de la mente y culpabilidad de su personaje y como es habitual en su ya larga trayectoria como realizador, está más preocupado por intentar adentrarse en la psique del protagonista y su progresiva toma de conciencia. A Koepp se le notan demasiado sus costuras y trayectoria como guionista, es un cineasta demasiado literal como para que alguna de las ideas que fluctúan por la película acaben siendo reflejadas en imágenes y produciendo algún tipo de inquietud. Por desgracia, está mucho más cerca de los rutinarios pasajes visuales de La ventana secreta, su mediocre acercamiento al universo de Stephen King, que a los imaginativos escenarios que de vez en cuando se planteaban en El último escalón. Supongo que para Koepp la realidad siempre es mucho más desasosegante que cualquier presencia sobrenatural.

  • Fotografía: Angus Hudson
  • Montaje: Derek Ambrosi
  • Música: Geoff Zanelli