ZINEBI 66: Tecnología y cajas de resistencia

Seguimos acercándonos a lo que nos está ofreciendo la 66ª edición de ZINEBI, el Festival Internacional de Cine Documental de Bilbao.

Tecnologías de lo íntimo y lo colectivo

La inevitabilidad de la mediación tecnológica y su intervención en nuestro universo material y estético se refleja en una película hecha con inteligencia artificial: The EggregoresTheory, de Andrea Gatopoulos. Una cinta que desafía la dicotomía que concibe esta herramienta como antónimo de la creatividad humana, pues su utilización con fines poéticos en esta distopía —que trata de forma crítica y comprometida la cuestión de la censura, las pandemias y el aislamiento— resulta extremadamente original y presenta una autoría clara.

La tecnología, como herramienta de distanciamiento, también aparece en el cortometraje Abellón, del español Fon Cortizo, que emplea un dispositivo de audiodescripción para sordos para construir un narrador no fiable (describe cosas que no están, se contradice con las imágenes, etc.) en una historia de amor. 

Cajas de resistencia

Los procesos de justicia histórica y la reconstrucción de la memoria (individual y colectiva) a través del archivo están ocupando un lugar destacado en esta edición. Una sombra oscilante, de la directora chilena Celeste Rojas Múgica es un relato íntimo de las heridas abiertas por la dictadura militar en Chile. Logrando un equilibrio entre la poética visual y la denuncia política, la película nos acerca un pasado que cada vez parece menos lejano. El corto documental británico-etíope The Medallion, de Ruth Hunduma, ofrece una indagación personal y familiar sobre el genocidio de Mengitsu en Etiopía que recibió la mención especial en la categoría documental. 

No podía faltar el archivo como herramienta de reconstrucción histórica, en su máximo esplendor en el largometraje Caja de resistencia, de Concha Barquero Artés y Alejandro Alvarado Jódar. Película de fragmentos, de conexiones entre el pasado enterrado y el presente, nos devuelve la figura de Fernando Ruiz Vergara, el director de Rocío (1980). Un hombre que se tuvo que exiliar en Portugal y que, gravemente censurado, no pudo terminar ninguno de los filmes que había proyectado. Indagando en sus archivos personales, los cineastas logran algo fantástico: hacer, a su manera fragmentaria y mezclando diferentes técnicas, las películas de Ruiz Vergara, resucitando de algún modo la utopía del cine. Ejercicio de restauración de una filmografía que jamás pudo ser hecha por motivos injustos encapsula, de forma perfecta, el potencial y la pertinencia de las formas fílmicas sobre las que el festival pone el foco.