The Smashing Machine

  • Dirección: Benny Safdie
  • Guion: Benny Safdie
  • Intérpretes: Dwayne Johnson, Emily Blunt, Bas Rutten, Mark Kerr, Paul Lazenby, Whitney Moore…
  • País: EEUU
  • Género: Drama
  • 123 minutos
  • Ya en cines

  • «La historia real del luchador Mark Kerr (Dwayne Johnson), figura clave en el origen de la UFC, que retrata su meteórico ascenso y caída en el brutal mundo de las artes marciales mixtas, al que se enfrentó con coraje y el apoyo incondicional de su mujer Dawn Staples (Emily Blunt). Una vida llena de ambición y sacrificio del que fue dos veces campeón de este torneo.»

Por Diego Salgado & Elisa McCausland
Quince minutos de aplausos tras la proyección de The Smashing Machine en el Festival de Venecia. Quince horas de desconcierto tras verla en un cine cualquiera de nuestro país. El León de Plata al mejor director obtenido por Ben Safdie solo puede achacarse a la posible mediocridad de los restantes títulos programados en la sección oficial del certamen, o al criterio patizambo del jurado que presidió Alexander Payne. Porque The Smashing Machine pretende ser el retrato de un luchador de wrestling, Mark Kerr (1968-), que apenas tuvo tiempo de articular un estrellato consistente en el ámbito del ring antes de sucumbir al abuso de opiáceos y esteroides, y acaba por erigirse ella misma en ficción incapaz de concretar a lo largo de sus dos horas largas de metraje una aproximación al personaje de una mínima entidad.

Habrá quien argumente que, como sucedió en la reciente El clan de hierro (2023) —la ficción audiovisual en torno al deporte y, en concreto, la lucha libre vuelve a estar de moda—, el objetivo de Ben Safdie ha sido justamente el de abordar una figura sin atributos intrínsecos, subyugada por el deseo abstracto de triunfar, de no decepcionar y no decepcionarse a sí mismo en el camino, y definida por los constructos deportivos, mediáticos y farmacológicos que enmarcaron su actividad. Sin embargo, aunque emula en su formulación visual el documental homónimo realizado en 2002 por John Hyams, la intención de The Smashing Machine está lejos de limitarse a la recreación más o menos distanciada, el testimonio más o menos crítico de los hechos.


Por una parte, el coproductor y protagonista de la película, Dwayne Johnson, ha intentado convertir su interpretación en un análisis del impacto en el individuo de una cultura que él mismo experimentó al tiempo que Kerr, pues las peripecias de ambos como wrestlers corrió en paralelo. Por otra, a través de su descripción de Kerr, Ben Safdie ha querido reivindicarse como director en solitario tras la ruptura profesional con su hermano Josh: “Cuando vi el documental me identifiqué de inmediato con Mark, quizá porque, como él, a menudo he tenido que dejar mis sentimientos en segundo plano en favor de los de otras personas”. Pero resulta difícil rastrear en las imágenes esa tendencia de Kerr a sacrificarse en un momento clave para su proyección —finales de los años noventa— por los demás, y, en particular, su pareja de entonces, Dawn Staples (Emily Blunt), pese a un par de sórdidas trifulcas entre ellos; como resulta difícil palpar la intensidad y sensación de poder que embargaba por contraste a Kerr en el ring, por mucho que Johnson presuma una y otra vez de ello en las entrevistas que concede su personaje.

Lo cierto es que la película tiene la molesta tendencia a poner de manifiesto sus argumentos a través de diálogos explicativos que se reiteran en demasiadas ocasiones, mientras que el trabajo de puesta en escena y montaje adolece de una inventiva escasa. El problema no es tanto que Ben Safdie haya pensado a Mark Kerr a través de las imágenes del documental de Hyams, como que parece haberse contaminado de su acercamiento al wrestler, sin que se perciba una posterior elaboración dialéctica, más reflexiva, con trasfondo. Cabe decir lo mismo de la encarnación por Dwayne Johnson de Kerr, distractiva debido a su recurso excesivo a los efectos prostéticos y de maquillaje, y su austeridad —monotonía— en lo que toca a la gestualidad. Ansioso de reconocimiento en esta nueva fase de su trayectoria como actor, Johnson ha buscado replicar el modelo de interpretación que suelen alabar ciertos críticos y académicos, en vez de adaptarla, incluso subvertirla, de acuerdo a su carisma y su condición de hermano de sangre de Kerr.

La consecuencia de todo ello es el enésimo drama epidérmico a lo Hollywood, cuyos valores de producción no aportan nada sustantivo y desvían por tanto la atención del espectador hacia el documental original. Ya hemos señalado en textos anteriores que, entre el miedo de algunos creadores a tratar asuntos más allá de lo representativo o lo reivindicativo, la incapacidad de otros para que los relatos alcancen una trascendencia más allá del aquí y el ahora, y el empeño de muchos por subordinar la expresividad fílmica a los constructos informativos/comunicativos propios de los media e Internet, la ficción no tiene más remedio que atravesar horas bajas. Por desgracia, The Smashing Machine participa de los tres factores.

  • Montaje: Benny Safdie
  • Fotografía: Maceo Bishop
  • Música: Nala Sinephro
  • Distribuidora: Diamond Films