Black Friday

  • Dirección: Eli Roth
  • Guion: Jeff Rendell (Historia: Eli Roth, Jeff Rendell)
  • Intérpretes: Patrick Dempsey, Addison Rae, Gina Gershon, Rick Hoffman
  • País: EEUU
  • Género: Slasher
  • 107 minutos
  • Ya en cines

«Tras un Black Friday en el que se producen disturbios que acaban en tragedia, un misterioso asesino inspirado por la festividad de Acción de Gracias aterroriza Plymouth, en Massachusetts –lugar de origen de la tristemente célebre festividad. Versión en largometraje del falso tráiler de Eli Roth para ‘Grindhouse’.»

Por Elisa McCausland y Diego Salgado

Aunque esté lejos de cumplir con las expectativas, lo más sugestivo de Black Friday como largometraje es la variación argumental que plantea el guionista y director Eli Roth a partir de la obra que lo inspira: Thanksgiving, tráiler imaginario del propio Roth incluido en aquel artefacto típico de la burbuja pre-Recesión titulado Grindhouse (2007). Roth fantaseaba en Thanksgiving con un slasher ambientado en la fiesta de Acción de Gracias, lo que representaba un homenaje humorístico a las películas sobre asesinos en serie que, entre finales de los años setenta y principios de los ochenta, subvirtieron con sentido de la oportunidad y oportunismo los hitos que marcan nuestro calendario, es decir, el ordenamiento de nuestro día a día bajo un determinada moral colectiva. Desde Navidades negras (1974) a San Valentín sangriento (1981) pasando por La noche de Halloween (1978) y Fin de año maldito (1980).

Han pasado sin embargo quince años desde Thanksgiving y Roth ha sido inteligente al concluir que ya no resulta operativo ironizar con las festividades de siempre, cuyos sentidos nos son tan ajenos a estas alturas como los asociados a los cultos paganos una vez vampirizados por el cristianismo. En la actualidad, lo subversivo pasa para Roth por dejar en evidencia los efectos sobre las festividades clásicas de la comercialización y gentrificación que han devorado en los últimos años todos los aspectos de nuestra vida.

Por tanto, el asesino enmascarado que acaba con unos y con otras en Black Friday para vengar un terrible suceso acaecido en Acción de Gracias es en cierto modo un romántico, un defensor de causas perdidas, como delata el título escogido para estrenar la película en nuestro país (Black Friday), por una vez más ajustado a la realidad que el original (Thanksgiving): si con algo hace sangre Roth figurada y literalmente en esta ocasión es con el consumismo feroz que preside el Black Friday y, por extensión, el hedonismo de marca blanca que caracteriza hoy por hoy la celebración de cualquier evento o festividad y la transformación de nuestras existencias amorales en mascaradas virtuosas para el consumo en redes sociales.

En este sentido, a veces se olvida que Roth es un practicante entusiasta del cine de terror explícito y referencial pero también de la sátira social, lo que desemboca en una forma de filosofía moral en torno a los comportamientos del ser humano a la que no falta un componente ácido de clase. No descubrimos nada a quien haya visto con los ojos abiertos Cabin Fever (2002), Hostel (2005) o su mejor película, El infierno verde (2013), en la que cruzaban sus caminos Ruggero Deodato y el Marqués de Sade. Todo hay que decirlo, a pesar de su interés en ese sentido, Black Friday se queda corta por varios factores que también nos hablan de los cambios transcurridos entre la primera década del siglo XXI, donde Roth triunfaba, y la tercera que ahora transitamos, donde apenas se le puede calificar de francotirador.

En primer lugar se trata de una película tan perezosa formalmente como es habitual en él, pese a momentos inspirados como los planos amenazadores que abren y cierran la ficción, de claras resonancias cinéfilas; el reflejo inesperado del rostro del psycho killer en la pantalla de un móvil; o ese plano general que muestra a Kathleen (Karen Cliche) agazapada contra la pared de una estancia mientras el asesino acecha desde el vano. Cuando Roth ha gozado de plena libertad para ejercer la sátira y el grand guignol, su desaliño ha resultado oportuno por contraposición a toda expresión de hipocresía y maquillaje sociales/audiovisuales. Cuando, como ocurre en Black Friday, su ironía y su sadismo surgen casi de puntillas, de manera ocasional y como pidiendo disculpas —hasta a la hora de remitirse a su fake trailer—, su pobre realización, la falta de ritmo, se quedan sin excusas.

Por otro lado, hay razones para sospechar viendo la película que trata de ser una imitación confusa de las entregas más recientes de la saga Scream dirigidas por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett. Ello incide en la naturaleza esencialmente hipermoderna de Black Friday frente a la posmodernidad de Thanksgiving. Ya no se trata de apelar con ánimo rotundo y literal a ciertos modelos del pasado a partir de los cuales orquestar una mirada crítica en sintonía con el presente; sino de gestionar con acierto entre pálpitos, coerciones, intereses y alucinaciones la sucesora de la imagen-movimiento y la imagen-tiempo enunciadas por Deleuze, la imagen-pulso de nuestros días, la imagen sin asideros históricos o discursivos firmes, que vibra un instante en la retina y se esfuma. Eli Roth no pone demasiado interés en retarse a sí mismo, en releer el mundo y releerse a sí mismo de acuerdo con esos parámetros contemporáneos y, como consecuencia, Black Friday se queda en tierra de nadie; entre el anacronismo y la nostalgia de un futuro que no será, ni para él como realizador ni para el cine de terror en su conjunto.

  • Montaje: Michel Aller, Michele Conroy
  • Fotografía: Milan Chadima
  • Música: Brandon Roberts
  • Distribuidora: Sony