Marc Maron

– [Entrevista] Marc Maron –

Marc Maron ha sido siempre el cómico más enfadado de Estados Unidos. Tras ver despegar a compañeros como Jon Stewart o Louis C.K., y sin que su resentimiento lo llevase a ninguna parte, decidió cambiar su vida empezando un podcast llamado WTF en el que se abría en canal mientras entrevistaba a invitados como Lorne Michaels o Barack Obama. En noviembre del año pasado lo encontramos en el Festival de Cine de Gijón presentando Espada de confianza, la nueva película de Lynn Shelton que se puede ver ahora en Movistar+, y que acabó granjeándole el premio a la actuación del certamen asturiano tras reivindicarse como actor en GLOW y tras un pequeño papel en Joker. Cuando llega a nuestro encuentro aparece mascando chicle, entre sonriente y receloso, hablando de fabada y rodeado de una curiosidad genuina. ¿Es este un nuevo Marc Maron? No nos chupemos las pollas todavía.
Entrevista y fotos por Santi Alverú
 
Llevo días investigando tu cuenta de Instagram y he observado que eres un amante de las botas. En la primera escena de Espada de confianza tu personaje es dueño de una tienda de empeños y compra un par de botas y una guitarra.
¿Me estás preguntando si me gustan las botas? (Risas).
 
He pensado que no puede ser casualidad.
Ah, no, no es casualidad. Estoy obsesionado con las botas. Ahora mismo vivo destrozado por asumir que estas son las botas que llevaré durante toda mi estancia en Gijón (señala a sus pies, calzados con unas anodinas botas negras de montaña, N. de la R.). Las compré en Irlanda hace unos días, estuve allí de vacaciones y entendí que era lo que tenía que llevar puesto si quería sobrevivir al frío y a la lluvia. Mi vanidad tendrá que soportar el golpe. No entiendo cómo me siguen preocupando estas cosas con 56 años, es ridículo.
 
De alguna forma, las botas y la guitarra sirven para avisar al espectador de que la película habla de un país tan particular como los Estados Unidos.
Es cierto, Espada de confianza es fundamentalmente estadounidense. El punto de inicio es el hallazgo de una espada que demostraría que el sur fue el auténtico vencedor de la guerra civil. La película se mueve alrededor de las teorías de la conspiración.
 
En el filme existen dos tipos de personajes que creen en esos bulos. Los fanáticos que inician una secta, pero también gente cercana, como el personaje interpretado por Jon Bass, que le compra los argumentos a los terraplanistas. ¿Qué crees que es peor?
Creo que el pensamiento mágico es una cualidad evolutiva, algo que nos ha servido para adaptarnos. Creer para no estar aterrorizado constantemente es la base de las religiones, pero también del fanatismo con los deportes de equipo. Nos permite sentirnos parte de algo más grande para que no tengamos que enfrentarnos al miedo existencial. ¿Pero creer porque no entiendes algo? ¿Sin haber investigado antes? Así es como mucha gente de nuestro país llega a las teorías de la conspiración, porque es fácil, reconfortante, y les hace parecer intelectuales. Se sienten protegidos por un grupo de idiotas, normalmente dirigidos por alguien de dudosas intenciones. El concepto de poder desmantelar la habilidad de la gente para percibir la verdad o los hechos tiene una naturaleza política y es el origen de fascismos y populismos.
 

En los últimos años has cambiado la manera en la que ves tu vida y tu carrera. Me preguntaba si a raíz de esta conversión has abrazado algún tipo de creencia.

No, sencillamente he aumentado mi dosis de autoaceptación. Crea o no en Dios, que no, me siento mejor sobre quien soy. Todo el sufrimiento que he acarreado a lo largo de mi vida ha sido a consecuencia de no aceptarme y de no saber quién coño era yo. Y ahora lo sé y estoy bien. Aunque sigo sin saber qué hacer con todo esto.

Podríamos decir que has empezado a creer en ti mismo.
Un poco. Pero tampoco nos volvamos locos (risas).
 

Pero últimamente te involucras más. En Espada de confianza, por ejemplo, también has compuesto las canciones de la película.
Mi perspectiva ha cambiado. Por ejemplo, con el stand-up. Acabo de terminar de grabar mi último especial de hora y media y he intentado aprender cosas nuevas. Creativamente hablando no conozco otra sensación más satisfactoria. Actuar es la gran incógnita, todavía no sé qué quiero hacer con ello. Sigo pensando si me gusta o si es algo con lo que soñaba de pequeño y he conseguido desarrollar hasta cierto punto.

En el episodio de tu podcast en el que hablas con Judd Apatow dices que supiste que querías hacer comedia al ver a Jay Leno. ¿Tuviste un momento de revelación parecido con la música, en el que dijeses «vale, quiero tocar la guitarra»?
Con la comedia en realidad fueron muchos más que Leno, probablemente bastante antes, con Buddy Hackett, Don Rickles, Richard Pryor o Jackie Vernon. Y en la música, de pequeño estaba obsesionado con Keith Richards. Mi primera guitarra fue un Telecaster, porque Richards tenía una. Pero nunca tuve la disciplina suficiente para convertirme en guitarrista. Sencillamente me gustaba tocar. Y sigue siendo igual, no formo parte de ninguna banda.

Pero recientemente has tocado en escenarios, junto con guitarristas como Slash.
Sí, sí, eso fue genial.
 
Eres, al mismo tiempo, público e intérprete en comedia y música. ¿No te cansa, no te gustaría a veces ser solo espectador?
El truco es verte siempre como un amateur. Soy un cómico profesional, pero jamás asumiría que puedo llegar a ser tan bueno como los cómicos que vinieron antes. Es inseguridad, supongo. Me vale con saber lo que se me da bien, saber que puedo tener una voz original y ser yo mismo. Incluso con la música, solo me interesa encontrar mi estilo. Y he llegado a eso, más o menos. En cualquier caso, la comedia es mi trabajo, y la música es algo que me hace sentir mejor.
 

¿No estás empezando a convertirlo en algo profesional?
Nah, no. La banda sonora de la película es algo que Lynn Shelton, la directora, me propuso. Al final de cada podcast siempre toco durante tres minutos, algo improvisado. Y todo lo que se oye en la película son fragmentos extraídos directamente del podcast. Encajan con el tono de la historia. Únicamente hay una pieza al final que sí he compuesto directamente para Espada de confianza, creada con Tal Wilkenfeld, una bajista increíble. Cuando vi todas las horas que un músico profesional pasa en el estudio, tuve claro que no quería dedicarme a ello. ¡Se parece a actuar! Una vez que has repetido la toma varias veces, el disfrute se evapora.
 
Has grabado cientos de podcasts, con cientos de invitados. Algunos se han convertido en amigos tuyos, otros no. ¿Qué debe tener uno de tus entrevistados para que quieras construir una relación tras la grabación?
Es una pregunta interesante, porque a algunos ya los conocía personalmente, la mayoría cómicos. Pero de los que me hago amigo después, nunca sé cuál es mi lugar, o cómo me ven. No quiero imponer nada. Con las estrellas de cine, ¿qué hago? ¿Soy una estrella de cine? No. ¿Les importo un carajo? No lo sé. Soy un tío que los ha entrevistado en su casa. Hay gente que viene y no han oído hablar del podcast, no saben quién cojones soy. Randy Newman es un buen ejemplo. Me encanta su sentido del humor. Tras hablar con él le dije que si alguna vez le apetecía tomar algo podía estar bien, pero no hubo mucho más. A la gente mayor no le apetece hacer amigos. Tracy Letts, el actor, es otro gran ejemplo. Creo que es un genio, lo pasamos muy bien cuando nos conocimos y mantenemos el contacto. Pero tiene mujer, un bebé, está siempre ocupado. ¿Sabes qué? Creo que ahora puedo contactar con la gente. Ahora. Ahora que estoy actuando de nuevo. Ahora que me han nominado a un premio del sindicato de actores. Ahora siento que soy legítimo.


¿Crees que eso te permite acceder a cierta gente?
En cierto modo, en esta comunidad de actores, sí. Mi serie Maron se emitió por cable en IFC durante cuatro años y no la veía tanta gente. O a lo mejor sí, yo qué sé, era una cadena pequeña. GLOW sí causó más revuelo, mi papel es relevante y eso me puso en el mapa, dentro del gremio. Ahora, para los actores, yo también soy actor.


Has ganado confianza.
Lo que quiero decir es que para mí ahora es más fácil que nunca hablar con, yo qué sé, Sam Rockwell. Si ahora le escribo y le propongo ir a comer no me siento un tío raro. No me siento como el tío que habló con él en su garaje. Durante años fui o el cómico al que nadie conocía o el tipo en el garaje (risas). Y ahora tengo una serie, actúo, es diferente.


Siempre han existido actores que han definido la masculinidad en la gran pantalla: John Wayne, Clint Eastwood… Creo que ahora tú representas una forma de masculinidad muy actual en tus papeles. Un hombre que intenta entender el presente, con cierto resentimiento por todo lo que ha conocido, entre lo amargo y lo voluntarioso. ¿Te ves de esta manera?
(Risas) Lo único que sé es que existe un tipo de tío que lanza al aire palabras como «macho alfa» y come mucha carne, que es algo opuesto a un tipo de hombre más sofisticado, más equilibrado, consciente de sí mismo. Esta segunda opción requiere más trabajo. Muchos hombres de mi edad tienen que hacer un auténtico ejercicio de reflexión para saber evolucionar.


Comentabas hace poco algo parecido sobre la reflexión de Todd Phillips, tu director en Joker, que decía que ya no se podía ser gracioso en la cultura actual.
Exacto, me pareció ridículo. Lo de que la corrección política es restrictiva. En Estados Unidos, legalmente, puedes decir lo que quieras. Cuando hablas de cómo un movimiento cultural se lo va a tomar, hablas de lenguaje. Todo es lenguaje. El lenguaje evoluciona. Se puede ser un cabrón asqueroso sin ofender a las mujeres. Puedes hacerlo incluso consiguiendo que ellas se rían. En mi nuevo especial digo que soy un hombre de 56 años intentando mantenerse despierto, comprometido. Pero que solo lo consigo al ochenta y cinco por ciento. El quince por ciento restante me lo guardo. Y solo hace falta eso. Cuando vayas a decir alguna mierda, pensar: a lo mejor no. ¿Es esto censura, es una reacción a un movimiento cultural? ¡No! Es ser una persona responsable y decente. ¿Es ese un nuevo tipo de masculinidad? Puede que sí. Pero probablemente solo me esté haciendo viejo.


Tras el incidente de acoso sexual de Louis C.K. defendiste la necesidad de iniciar una conversación, de aprender. Me gustaría preguntarte, para acabar, si has podido hablar con él.
No, qué va. Lo he intentado, intenté contactar con él un par de veces después de que todo estallase. Algo como «ey tío, si quieres hablar, sigo siendo tu amigo». Y nada. No sé, igual es mejor. Supongo que habrá tomado sus decisiones. Probablemente nuestra relación no era esencial, lo entiendo, estas cosas pasan. Pero no, no he hablado con él.

 



Espada de confianza se puede ver en Movistar+

Entrevista realizada en el 57º Festival Internacional de Cine de Gijón