Thor: Love and thunder
(Thor: Love and thunder)
- Dirección: Taika Waititi
- Guion: Taika Waititi, Jennifer Kaytin Robinson
- Intérpretes: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Christian Bale, Tessa Thompson, Chris Pratt, Jaimie Alexander, Karen Gillan, Dave Bautista, Pom Klementieff, Russell Crowe
- Género: Fantástico, acción
- País: EEUU
- 125 minutos
- Ya en salas
«El Dios del Trueno (Chris Hemsworth) emprende un viaje que no se parece en nada a lo que se ha enfrentado hasta ahora: una búsqueda de la paz interior. Pero el retiro de Thor se ve interrumpido por un asesino galáctico conocido como Gorr el Carnicero de Dioses (Christian Bale), que busca la extinción de los dioses. Para hacer frente a la amenaza, Thor solicita la ayuda del Rey Valkiria (Tessa Thompson), de Korg (Taika Waititi) y de su ex novia Jane Foster (Natalie Portman) que, para sorpresa de Thor, empuña inexplicablemente su martillo mágico, Mjolnir, como la Poderosa Thor. Juntos, se embarcan en una aventura cósmica en la que tendrán que descubrir el misterio de la venganza del Carnicero de Dioses y detenerlo antes de que sea demasiado tarde..»
Por Elisa McCausland y Diego Salgado
El debut del director Taika Waititi en el Universo Cinematográfico de Marvel, Thor: Ragnarok (2017), sirvió con éxito al objetivo de deconstruir al Dios del Trueno después de dos primeras películas centradas en él, Thor (2011) y Thor: El mundo oscuro (2013), absolutamente insípidas. Esta segunda aproximación de Waititi al superhéroe, Thor: Love and Thunder, coquetea sin embargo con el desastre al forzar la nota en los aspectos humorísticos y desmitificadores.
Resulta significativo que el villano encargado esta vez de poner en jaque la paz que preside las esferas de lo humano y lo superpoderoso sea Gorr, el Carnicero de Dioses (Christian Bale). En Thor: Ragnarok, Hela (Cate Blanchett) había puesto en evidencia la corrupción latente en los relatos oficiales sobre Asgard, el hogar de Thor. La amenaza que representa Gorr es mayor, al propiciar que Taika Waititi arremeta contra la filosofía de producción que ha dado forma hasta ahora a las películas sobre el Dios del Trueno y, por elevación, al panteón superheroico orquestado por Kevin Feige.
Esta irreverencia metaficcional durante los minutos iniciales de Thor: Love and Thunder tiene cierto mérito. Aunque también deje claro que, al recoger como guionista el testigo de lo escrito por Eric Pearson, Craig Kyle y C.L. Yost para Thor: Ragnarok, Waititi ha pecado de falta de sentido de la medida, una comicidad pueril, y precipitación y torpeza a la hora de reubicar tras la caída de Asgard a los (demasiados) personajes que han ido pasando por la franquicia.
Estas limitaciones —que ya habían lastrado el anterior largometraje de Waititi, JoJo Rabbit (2019)— se ven agudizadas a nivel audiovisual por el automatismo con que se prorroga la estética glam metal presente en la aventura previa de Thor, así como por el tremendo descuido de la puesta en escena, que desemboca en un apocalipsis de actores sobreimpresos en plano medio a fondos virtuales, con disonancias reiteradas entre el fotorrealismo y los efectos digitales. El enfrentamiento temprano de Thor contra un aluvión de enemigos que se precipitan sobre él en vehículos motorizados y el combate nocturno de resonancias bíblicas en las calles de Nueva Asgard se cuentan entre lo peor que nos ha ofrecido Marvel Studios hasta la fecha.
La sensación de apresuramiento, de que todo vale con tal de parecer heterodoxo y sonsacar una sonrisa al público a costa de negar una mínima trascendencia a lo que vemos, contrasta con el aura trágica que rodea a Gorr y, sobre todo, con el protagonismo que se le concede a Jane Foster (Natalie Portman): el sempiterno interés romántico de Thor trasciende esa condición para devenir, por motivos de extrema gravedad, toda una Diosa del Trueno.
No es la primera vez —véase Capitán América: Civil War (2016)— que Marvel dilapida como meras anécdotas cinematográficas eventos que marcaron un antes y un después en su trayectoria editorial. Pero lo que se ha permitido Waititi con el arco argumental en torno a Jane como Diosa del Trueno escrito para los cómics por Jason Aaron es de juzgado de guardia, y confirma la sospecha de que el estudio no va a ir nunca más allá de un commodity feminism que legitime sus mecanismos implacables de producción. Todas las consideraciones de Aaron en torno a la fragilidad del ser humano bajo la máscara del superhéroe, el gender bending y la posibilidad de una concepción feminista del poder quedan reducidas a chascarrillos jocosos o dramáticos que contribuyen a cimentar el camino narrativo a ninguna parte de Marvel Studios desde Vengadores: Endgame(2019).
Así las cosas, para disfrutar de Thor: Love and Thunder hay que esperar a que del caos y el conformismo se deduzcan aquí y allá detalles interesantes: un par de chistes sobre la actitud de pareja celosa que adopta la nueva arma de Thor, el Rompetormentas; el esteticismo de una secuencia en blanco y negro con chispazos de color que remite, lo pretenda o no, a la gray version de La Liga de la Justicia (2021); algunas reflexiones sobre el desinterés de los dioses por las cuitas de los seres humanos; la seriedad con que se toma la interpretación de Gorr Christian Bale, a quien no veíamos desde Ford v. Ferrari (2019); y un clímax de considerable efecto plástico y emocional que delata la mediocridad del resto del metraje. Lo mejor que puede decirse de la película en última instancia es que Taika Waititi ha tenido la desvergüenza de subrayar en muchas de sus imágenes algo que ya era un secreto a voces: hoy por hoy, no vale la pena tomarse demasiado en serio lo que propone Marvel Studios.
- Fotografía: Barry Idoine
- Montaje: Peter S. Elliot Tim Roche Matthew Schmidt Jennifer Vecchiarello
- Música: Michael Giacchino
- Distribuidora: Disney