Until Dawn
- Dirección: David F. Sandberg
- Guion: Blair Butler, Gary Dauberman
- Intérpretes: Ella Rubin, Michael Cimino, Odessa A’zion, Ji-youn Yoo, Belmont Cameli, Peter Stormare…
- País: EEUU
- Género: Terror
- 103 minutos
- Ya en cines
- «Un año después de la misteriosa desaparición de su hermana Melanie, Clover y sus amigas se dirigen al remoto valle donde desapareció en busca de respuestas. Explorando un centro de visitantes abandonado, se encuentran acechadas por un asesino enmascarado y asesinadas horriblemente una a una… sólo para despertar y encontrarse de nuevo al principio de la misma noche. Atrapados en el valle, se ven obligados a revivir la pesadilla una y otra vez, sólo que cada vez la amenaza asesina es diferente, cada vez más aterradora que la anterior. Con la esperanza menguando, el grupo pronto se da cuenta de que les queda un número limitado de muertes, y la única forma de escapar es sobrevivir hasta el amanecer.»
Por Elisa McCausland y Diego Salgado
Se perfila en el horizonte una nueva edad de oro para las adaptaciones de videojuegos al cine tras la experimentada en el periodo de entresiglos, aunque las sinergias entre los lenguajes de uno y otro medio vienen produciéndose de manera orgánica desde hace un tiempo y son más interesantes que la explotación de IPs ejemplificada por Sonic, la película (2020), Super Mario Bros: La película (2023), Five Nights at Freddy’s (2023), Una película de Minecraft (2025) o el título que ahora nos ocupa.
Until Dawn versiona el videojuego homónimo desarrollado para la consola Play Station 4 por Supermassive Games a partir de un guion escrito por Graham Reznick y Larry Fessenden, icono del cine independiente de terror estadounidense, en activo desde finales de los años setenta. Reznick y Fessenden plantearon el videojuego como una revisión de motivos clásicos del terror literario y fílmico —el wendigo, la casa encantada, el asesino en serie— amoldados a los formatos del drama interactivo, las cinemáticas, la exploración e investigación en tercera persona y, lo más idiosincrásico, el efecto mariposa.
De este modo, el empeño de ocho jóvenes por llegar vivos al amanecer en un alojamiento remoto donde sufren el asedio de criaturas monstruosas de todo tipo daba lugar a un principio de incertidumbre en función de las elecciones de los personajes que incrementaba exponencialmente la paranoia del jugador y aportaba a Until Dawn un factor de rejugabilidad nada común.



Estas cualidades son difíciles de trasvasar a la gran pantalla, donde Until Dawn pasa a estar caracterizada por un relativismo argumental meta que evoca La cabaña en el bosque (2012) y por una narrativa cíclica con Atrapado en el tiempo (1993) como referente obvio, aunque, aquí, el propósito final de la repetición no sea aleccionador, moral, sino —típico de nuestra época— hablarnos de la superación de traumas y complejos de culpa diversos, manipulados por un psiquiatra, el doctor Alan J. Hill (Peter Stormare) contra cuyos siniestros designios luchan los protagonistas. Cuando Nina (Odessa A’zion) exclama «¡Estoy harta de morir!», su rebelión va más allá del hartazgo ante las cuchilladas y los empalamientos de que ella y sus amigos están siendo objeto para abarcar su condición de víctima cotidiana de las manipulaciones ajenas y sus propias debilidades de carácter.
Este aspecto, como los easter eggs referidos al videojuego, que se imbrican con criterio en el relato, y la conciencia lúcida —y lúdica— en las imágenes de que un videojuego inspirado por el cine de terror ha derivado en cine de terror basado en un videojuego, con las dialécticas creativas y las paradojas industriales que se deducen de ello, confiere a Until Dawn un atractivo evidente, por mucho que no baste para salvar la ficción del tedio. Los personajes y los actores que los interpretan carecen de aristas y sentido del humor, y se pierden en conversaciones de gravedad impostada que extienden agónicamente el metraje; el tratamiento pueril del gore desactiva su potencial revulsivo; hacía tiempo que no veíamos unos sustos tan trillados; y las situaciones que culminan en cada nuevo reinicio no son lo bastante ingeniosas para mantener el suspense y desear más de lo mismo pero no igual.



A tenor sin embargo de la funcionalidad que lastra la puesta en escena, los responsables de Until Dawn parecen haber pensado que un guion digno del enésimo episodio de cualquier saga slasher producida en los años ochenta o noventa se defendía solo. Hay un trabajo concienzudo, de cierta fisicidad, en el diseño de producción y la fotografía, y el director David F. Sandberg reafirma su querencia por el terror con algunas decisiones de cámara sugerentes —véase la sutil elevación del punto de vista sobre los personajes a fin de realzar ocasionalmente la amenaza que planea sobre ellos— y homenajes a sí mismo que figuran entre lo mejor de la película —esa alternancia entre la oscuridad y la luz roja parpadeante que procura un semáforo—. Son en cualquier caso detalles en un conjunto marcado por la atonalidad de la realización y el montaje, una pulcritud que juega en contra del espanto y la atmósfera.
Habrá quien justifique la estrategia por constituir Until Dawn un intento descarado de inaugurar otra franquicia mainstream de terror, pero resulta sorprendente que haya obtenido en Estados Unidos la clasificación R, de acuerdo a la cual los menores de diecisiete años solo podrán verla en los cines si acuden a la sala acompañados por un padre o un tutor adulto, y sea más inocua que otra, Five Nights at Freddy’s, clasificada como PG-13, es decir, únicamente inapropiada para chavales menores de trece años.


- Montaje: Michel Aller
- Fotografía: Maxime Alexandre
- Música: Benjamin Wallfisch
- Distribuidora: Sony Pictures