Animalia // La primera profecía

  • Dirección: Sofia Alaoui
  • Guion: Sofia Alaoui, Laurie Bost, Raphaelle Valbrune-Desplechin
  • Intérpretes: Oumaima Barid, Mehdi Dehbi, Fouad Oughaou…
  • País: Marruecos
  • Género: Drama, ciencia ficción
  • 95 minutos
  • Ya en cines
  • «Itto es una joven marroquí de origen humilde que se ha adaptado al entorno de opulencia de la adinerada familia de su marido. En la recta final de su embarazo, se dispone a pasar un día tranquilo, sola, ya que su marido está de viaje de negocios. Al tiempo unos extraños sucesos sumergen al país en un estado de emergencia. Fenómenos meteorológicos cada vez más inquietantes sugieren que se acerca una presencia sobrenatural. Itto, sola, lucha por encontrar ayuda.»
  • V.O. : The First Omen
  • Dirección: Arkasha Stevenson
  • Guion: Tim Smith, Arkasha Stevenson, Keith Thomas
  • Intérpretes: Nell Tiger Free, Tawfeek Barhom, Sonia Braga, Ralph Ineson, Bill Nighy…
  • País: EEUU
  • Género: Terror
  • 120 minutos
  • Ya en cines
  • «Cuando una joven estadounidense es enviada a Roma para iniciar una vida de servicio a la Iglesia, se topa con una oscuridad que pone en cuestión su propia fe y descubre una conspiración aterradora que espera provocar el nacimiento de la encarnación del mal. Una precuela de ‘La profecía’ (1976).»

Por Elisa McCausland y Diego Salgado

Se estrenan el mismo viernes dos películas en las que confluyen cine de género, crítica sociocultural y feminismo: Animalia y La primera profecía. Pero no pueden ser más diferentes. Animalia, carne de festivales premiada en Sundance, forma parte de un ciclo de coproducciones entre instituciones occidentales y países norteafricanos y de Oriente Medio que ya ha dado lugar en los últimos años a títulos como Holy Spider (2022), thriller acerca de una periodista que investiga una oleada de feminicidios en la Teherán de 2001, o En el desierto (2023), la odisea de una joven saudí para volver a casa antes de que su padre se entere de que ha salido a divertirse sin su permiso.

Como ya explicamos en el último capítulo del ensayo Supernovas: Una historia feminista de la ciencia ficción audiovisual (2019) y nuestra cobertura del ciclo sobre fantástico árabe contemporáneo programado en la XXXVI edición de la Mostra de València-Cinema del Mediterrani (2021), es complicado dilucidar qué responde en esta tendencia transnacional a intereses geoestratégicos y qué a un ánimo por estimular en creadores y audiencias locales perspectivas renovadoras sobre sus sociedades; cuáles son las taquillas y el impacto económico de estas películas en las cinematografías regionales y cuál es el sentido de su programación en certámenes, circuitos de versión original y plataformas especializadas de nuestras geografías; y hasta qué punto se producen disrupciones reales en sus imágenes al mezclar claves genéricas occidentales, tradiciones religiosas locales y discursos de empoderamiento feminista mediados por determinadas creencias.

Animalia no responde a ninguno de estos interrogantes. Podría decirse que en sus mejores momentos aporta ideas novedosas que contribuyen al debate y la reflexión sobre ellos. Su directora y coguionista, Sofia Alaoui, responde a un perfil muy típico en este tipo de producciones: nacida en Marruecos, se crió en China y estudió cine en París para embarcarse después en la realización de cortometrajes como Kenza des choux (2018) y Qu’importe si les bêtes meurent (2020), germen de este su primer largo. La protagonista de Animalia es Itto (Oumaïma Barid), una chica que ha escapado a las penurias económicas propias de la Marruecos rural al casarse con un joven adinerado, Amine (Mehdi Dehbi), aunque su familia política le haga sentir de continuo que no es digna de ellos y su condición de mujer le acarree un lugar subsidiario en las dinámicas matrimoniales. Cuando empiezan a sucederse fenómenos misteriosos ligados a una invasión alienígena que sumen el país en el caos, Itto se verá separada de Amine y emprenderá embarazada un viaje iniciático de perfiles cada vez más imprecisos que la reconciliará con sus raíces y le permitirá comprender hasta qué punto se había alienado como sujeto subalterno al integrarse en círculos sociales privilegiados.

Las peripecias de Itto a través de Marruecos siguen un arco argumental conocido: desesperación, curiosidad, aceptación, trascendencia. Sofia Alaoui lo gestiona con un manejo hábil de los tiempos del relato, los efectos visuales y paisajes exteriores e interiores apocalípticos. Pero siempre dentro de esa ortodoxia audiovisual tan frecuente hoy en día que vale para tratarlo todo y no profundizar en nada. Como consecuencia, Animalia falla cuando aspira a sumirnos progresivamente en lo surreal, cuando intenta expresar mediante atmósferas y elipsis sutiles los potenciales para abrazar la espiritualidad más allá de constructos patriarcales y para emanciparnos de los consensos sobre nuestra realidad a través del extrañamiento. La monotonía y la indecisión de la puesta en escena precipitan en un desenlace que multiplica las dudas del espectador: ¿es la fantasía lindante con el horror cósmico de algunos momentos el enésimo recurso al género que se queda en pretexto cool para analizar cuestiones importantes? ¿Son más relevantes en última instancia para la realizadora las esencias religiosas de su cultura que su supuesta revisión con el feminismo y la modernidad como estandartes?

La primera profecía no depara dudas, sí sorpresas. Se trata de un producto comercial y parasitario, cuyo objetivo esencial es el de estirar la repercusión popular de la saga compuesta hasta la fecha por La profecía (1976) y sus cuatro secuelas con el fin de actualizar su valor de marca y preservar los derechos para su explotación. Una constante en la cultura popular de hoy. Ahora la protagonista es Margaret (Nell Tiger Free), una novicia estadounidense que llega a la Roma de 1976 para desempeñar labores como educadora y cuidadora en un orfanato. Allí descubre una terrible conspiración para traer al Anticristo a nuestro mundo que enlaza con el arranque de La profecía.

Sin embargo, a diferencia de la reciente El exorcista: Creyente (2023), en la que el veterano David Gordon Green se mostraba poco inspirado a la hora de combinar la mirada hacia el pasado y el futuro de otra exitosa franquicia de terror, el fichaje de la guionista y directora Arkasha Stevenson para La primera profecía se ha revelado un acierto total. Como Sofia Alaoui, Stevenson debuta en el ámbito del largometraje tras una trayectoria de varios años en el registro del corto y, en su caso, también las series de televisión. La sensibilidad bizarra, esteticista y atenta al detalle mórbido puesta prudencialmente de manifiesto por Stevenson en Vessels (2015) o Pineapple (2017) —que emparenta sus imágenes con las de Lynne Ramsay o Rose Glass— tiene la oportunidad de estallar al abordar el terror puro: La primera profecía es una de las películas de género más crueles y malsanas que hemos visto en un tiempo.

Aunque esa agresividad audiovisual peque a veces de afectada; aunque el mimo de Stevenson en lo referido a la planificación, los cortes de montaje y la iluminación sea en algunas escenas más vistoso que pertinente; aunque en ocasiones La primera profecía no pueda —o no quiera— esquivar deudas y complicidades con la saga en que se imbrica y su esteticismo vintage llegue a distraer; y aunque el metraje adolezca de alargamientos y problemas de ritmo a cuenta de visiones en duermevela y pesadillas varias, en líneas generales la película se las apaña para resultar auténtica. Las estrategias formales de Stevenson derivan en un apasionante relato paralelo al de las anteriores entregas de La profecía, un planteamiento rupturista del diablo y su función en el credo católico, y una diatriba sobre el rol de las monjas y, por extensión, las mujeres en los idearios de la Iglesia de una ferocidad insólita: el body horror y el sadismo obstétrico constituyen lúcidas expresiones políticas en torno a la sumisión femenina al orden establecido.

La película termina así por participar menos del universo de La profecía que de la reinvención subversiva de la figura de la monja fraguada en los últimos tiempos por Reza por el diablo (2022), La monja II (2023) o Hermana Muerte (2023), con la que La primera profecía comparte la recreación alucinada de imaginarios cristianos. En este aspecto, la interpretación de Nell Tiger Free y el tratamiento de su rostro por la cámara de Arkasha Stevenson alcanzan niveles de intensidad maníaca, afín más allá del guiño a la de Isabelle Adjani en la mítica La posesión (1981). Ya puede hablarse a estas alturas de 2024 de dos planos secuencia centrados en una actriz tan similares conceptualmente como memorables: el que sigue en La primera profecía a un choque de automóviles y el que cierra Immaculate (2024), protagonizada por Sydney Sweeney y de estreno inminente. En resumidas cuentas, partiendo del reciclaje, el artificio y el encargo La primera profecía acaba por ser una película más estimulante en la plasmación de los temas apuntados que la expresión autoral representada por Animalia.

  • Montaje: Heloise Pelloquet
  • Fotografía: Noé Bach
  • Música: Amin Bouhafa
  • Distribuidora: Surtsey
  • Montaje: Amy E. Duddleston, Bob Murawski
  • Fotografía: Aaaron Morton
  • Música: Mark Korven
  • Distribuidora: 20th Century Studios