KILLER OF SHEEP 1977 USA AVEC Henry G. Sanders Kaycee Moore Charles Bracy Angela Burnett Eugene Cherry Jack Drummond

Delicias negras, holandés errante

El Templo de la Cinefilia Madrileña, también conocido como Cine Doré, o como la Filmoteca Española, anda como siempre plagado de estímulos, entre los que destacan dos megaciclos, que se prolongarán hasta el umbral del año que viene, el bendito 2022: BlackFilmsMatter, una historia del cine auténticamente afroamericano, y una retrospectiva completa de Paul Verhoeven, cineasta que, a sus 83 años, todavía está para darnos alegrías de la talla de Benedetta. Por Philipp Engel

La relación entre África y Estados Unidos, ya se sabe, no empezó de las mejor de las maneras. Black Lives Matter está siendo el último capítulo de una lucha que ha tenido varios puntos de inflexión a lo largo de los dos últimos siglos, principalmente la abolición de la esclavitud al término de la Guerra de Secesión y el triunfo de la lucha por los Derechos Civiles en los años 60 del siglo pasado. Pero, a pesar de que la Casa Blanca tuvo morador negro, el color de la piel sigue marcando la diferencia en América. 

El cine auténticamente afroamericano, es decir dirigido por negros, nos llegó con la Blaxploitation de los 70, encabezada por Gordon Parks y Melvin Van Peebles, amén de la siguiente generación de John Singleton y Spike Lee, todos ellos debidamente representados en el ciclo que la Filmoteca Española ha programado en colaboración con el Museo Reina Sofía. Pero la primera película dirigida por un afroamericano que se conserva es más antigua de lo que creemos: Within Our Gates, dirigida por el hijo de esclavos liberados Oscar Micheaux en 1920, en parte como respuesta a la mucho más conocida El nacimiento de una nación (1915), el clásico de D.W. Griffith, que glorifica al KKK. Debidamente restaurada, esta película histórica ve la luz gracias a una copia encontrada en los archivos de la misma Filmoteca Española. La segunda película de Micheaux  —de la primera, The Homesteader (1919), no se conocen copias— era revolucionaria en muchos aspectos, no sólo porque el director era negro y los actores no eran blancos con la cara pintada de negro (como Al Jolson en El Cantor de Jazz), sino porque al mostrar la lucha de una maestra por salvar una escuela rural, aliaba la emancipación de la mujer a la causa negra. 

Car Wash

Las cosas no mejoraron para los negros durante la Gran Depresión, pese a lo que el también incluido corto propagandístico We Work Again (1937) pretendía transmitir: el New Deal de Rooselvelt también fue racista. Eso sí, en el noticiario aparecen desde cantos espirituales al Macbeth ambientado en Haití que Orson Welles montó en su Federal Theater. Otra joya del repertorio es Eleven P.M. (Richard Maurice, 1928), un noir silente rodado en el mismo Detroit al que casi un siglo después Steven Soderbergh regresaría para rodar la subyugante No Sudden Move, que sintetiza magistralmente la encrucijada de los negros en la capital del Imperio del Motor a mediados de los 50, cuando sus barrios fueron arrasados para construir autopistas por las que el hombre blanco llegaba en cochazo a su trabajo en el centro. 

El futuro de Detroit ya lo dibujó el travieso Paul Verhoeven en Robocop (1987), el robot-policía que ya tiene estatua presta a ser implantada en las calles de la ciudad. El clásico ochentero no faltará en la retrospectiva —completa— del holandés errante. Pero si BlackFilmsMatter nos permite explorar títulos poco transitados como Dirty Gertie from Harlem USA (Spencer Williams, 1946), Car Wash: Un mundo aparte (Michael Shultz, 1976), Killer of Sheep (Charles Burnett, 1978) o The Watermelon Woman (Cheryl Dunye, 1996), también el ciclo Verhoeven nos proporcionará sorpresas. No todo es el cruce de piernas de Instinto básico (1998) o la injusticia que la Historia cometió con Showgirls (1995), ambas muy agradables de ver en pantalla grande, qué duda cabe: los programadores han excavado hasta llegar a los primeros cortos de la etapa holandesa, antes incluso de que el pícaro se diera a conocer con aquellas Delicias turcas (1978), donde ya se perfilaba como un simpático provocador capaz de emocionarnos.

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