Flash

  • V.O.: The Flash
  • Dirección: Andy Muschietti
  • Guion: Christina Hodson
  • Actores: Ezra Miller, Michael Keaton, Sasha Calle, Michael Shannon, Maribel Verdú, Ron Livingstone, Ben Affleck, Kiersey Clemons
  • País: EEUU
  • 144 minutos
  • Ya en salas

«Los mundos chocan en «Flash» cuando Barry utiliza sus superpoderes para viajar en el tiempo y cambiar los acontecimientos del pasado. Barry intenta salvar a su familia, pero sin saberlo altera el futuro y queda atrapado en una realidad en la que el general Zod ha regresado y amenaza con la aniquilación, pero en la que no hay Superhéroes a los que recurrir. A menos que Barry pueda persuadir a un Batman muy diferente para que salga de su retiro y rescate a un kryptoniano encarcelado… aunque no sea el que está buscando. En última instancia, para salvar el mundo en el que se encuentra y regresar al futuro que conoce, la única esperanza de Barry es luchar por seguir vivo. Pero ¿este último sacrificio será suficiente para reiniciar el universo?»

Por Elisa McCausland y Diego Salgado

Convenza o no el Universo Extendido de DC, vale la pena que siga su tortuoso camino aunque solo sea porque aporta otra perspectiva sobre las estrategias mercantilistas que comparte con Marvel Studios. Vuelve a suceder en el caso de Flash, cuyo recurso a los viajes en el tiempo y los multiversos como excusa para justificar culturalmente el trasvase de los superhéroes desde el cómic al audiovisual en las tres últimas décadas a golpe de dinámicas corporativas, ofrece lecturas diferentes a las que se deducen de las producciones Marvel.

Si en estas los viajes en el tiempo y los multiversos han demostrado ser un signo de inmadurez dentro y fuera de la ficción, una forma de equilibrio estéril entre el chascarrillo y la frivolidad moral, DC ha apostado por hacer de ambos temas en Batman v. Superman: El amanecer de la justicia (2016), La Liga de la Justicia de Zack Snyder (2021) y, sobre todo, la película que ahora nos ocupa, un problema metafísico sin respuestas fáciles que atañe a los relatos pero, también, a la integridad de las decisiones empresariales que conforman y deforman sus rasgos según lo aconseja el mercado. Hasta el último minuto, Flash se entrega al guiño cómplice con las adaptaciones cinematográficas de los cómics DC que se han producido hasta la fecha, y, sin embargo, deja un regusto agridulce al atreverse a señalar que manipular el fatum, las emociones, la ficción y su verdad esencial, es jugar con un fuego capaz de arrasar con el sentido último del superhéroe.

No es el único atractivo de Flash, la entrega más satisfactoria hasta la fecha del Universo Extendido de DC. A partir de la deslumbrante iconicidad forjada para el personaje por Zack Snyder, aunque con una mayor luminosidad, la guionista Christina Hodson y el director Andy Muschietti articulan una historia propia de un Annual o una serie limitada en los cómics; una historia, por tanto, quizá no determinante ni para el personaje ni para los demás superhéroes de este u otros mundos —aunque igual en unos años lo vemos de otra manera— pero sí épica, divertida y hasta conmovedora, perfecta en sus propios términos. Al contrario que anteriores películas en torno a los superhéroes de DC, Flash no equipara complejidad a confusión ni profundidad a tenebrismo afectado. Hodson y Muschietti son conscientes de que los arquetipos y, por qué no, las marcas, han de aspirar a la máxima depuración si quieren dar cabida a todas las interpretaciones posibles, incluso las relativistas.

La gestión por Muschietti del formato en 1.90 : 1, la frontalidad icónica del encuadre, la fluidez del montaje, la vivacidad de las tonalidades fotográficas y musicales, se traduce en una película que sabe transformar lo esperable en imprevisto. La formulación audiovisual de Flash logra salvar hasta la sorprendente mediocridad de los efectos digitales en momentos clave y la decepción ante un clímax que tiene lugar, como es costumbre desde hace unos años en el cine de gran espectáculo, en un paisaje árido, sin señales de vida en kilómetros a la redonda, que malbarata la sensación de peligro y de conexión del superhéroe con el/los mundos que defiende.

En este aspecto, puede que los mejores efectos especiales no correspondan al píxel sino al intenso magnetismo que desprende Sasha Calle como Supergirl —un gran acierto de casting— y la excelente doble interpretación de Ezra Miller como el Flash que conocemos y el del universo alternativo en que queda atrapado nuestro superhéroe cuando se empeña en rectificar el destino de su madre, Nora (Maribel Verdú). Miller no solo hace creíble que estemos ante dos versiones casi antagónicas de una misma persona, Barry Allen, sino que, a través de su interpretación de una y otra, nos brinda un comentario muy interesante en torno al debate en el seno de la generación zoomer entre la cultura de la irrelevancia y el trauma como odisea legitimadora. En definitiva, y aunque esta afirmación sea importante para algunos mientras que para otros suponga decir bien poco, Flash es la mejor película de superhéroes de los últimos años.

  • Montaje: Jason Ballantine, Paul Machliss
  • Fotografía: Henry Braham
  • Música: Benjamin Wallfisch
  • Distribuidora: Warner Bros