Los vigilantes

  • V.O.: The Watchers
  • Dirección: Ishana Shyamalan
  • Guion: Ishana Shyamalan (Novela: A.M. Shine)
  • Intérpretes: Dakota Fanning, Georgina Campbell, Oliver Finnegan, Olwen Fouere…
  • País: EEUU
  • Género: Terror
  • 102 minutos
  • Ya en cines

  • «Mina, una artista de 28 años, queda varada en un bosque en el oeste de Irlanda. Cuando encuentra refugio, sin saberlo, queda atrapada junto a tres extraños que son observados y acechados por misteriosas criaturas cada noche.»

Por Elisa McCausland y Diego Salgado

Aunque el nepotismo siempre ha existido en Hollywood, el fenómeno se ha encuadrado tradicionalmente en unas dinámicas de producción y control de daños que solían desembocar en resultados cinematográficos dentro de lo razonable. Por otra parte, acusar de nepotismo a Hollywood desde esferas culturales y mediáticas sin ir más lejos como las españolas, tan pervertidas como para que muchas actividades solo vean la luz si pueden generar tráfico de influencias y favores, resulta como mínimo hipócrita. Ahora bien, en un momento crítico para la Meca del Cine en términos de creatividad y taquilla, cuando las miradas de todos están depositadas en las contradicciones y debilidades de la industria y otros sectores del show business rondan el cine como tiburones que huelen la sangre, no parece muy inteligente confiar la realización de películas a hijas, hermanos, buenas amigas o novios, sobre todo cuando ya no existen cauces que permitan limitar los estropicios a su justa medida.

En lo que llevamos de 2024 la tendencia al nepotismo es aplicable a Humane (2024), decepcionante ópera prima de la hija del cineasta canadiense David Cronenberg, Caitlin, y desde luego también a Los vigilantes, desastroso debut en el ámbito del largometraje de Ishana Night Shyamalan que ha auspiciado su padre, el célebre M. Night Shyamalan. Ishana había adquirido cierta experiencia como productora, guionista y realizadora gracias a las cuatro temporadas de la serie de suspense Servant, creada por Shyamalan, pero de ahí a figurar al frente de un proyecto como Los vigilantes media un trecho que Ishana no logra salvar. A los cinco minutos de comenzada la película ya se aprecia que apenas hay tras la cámara más que un amateurismo arropado superficialmente por el equipo técnico —montaje, fotografía, banda sonora—, muy lejos de las trabajadas retóricas narrativas de Shyamalan; y a los veinte queda claro que los argumentos de Ishana, inspirados por la novela homónima de A. M. Shine, son más bien ocurrencias cuya penosa evolución e imbricación a lo largo de la interminable hora y media de metraje suponen una tortura para el espectador.

Así, la odisea de Mina (Dakota Fanning) en un bosque de la Irlanda profunda poblado por criaturas inquietantes que la obligan a cobijarse junto a tres extraños en un refugio acorazado —donde la cotidianidad del grupo se verá sometida a un misterioso escrutinio como si fuesen conejillos de indias—, está llena de apuntes valiosos que luego es imposible tomarse en serio dado el escaso talento para elaborarlos: desde las reflexiones sobre nuestra condición actual de animales públicos, cuya identidad y felicidad dependen del feedback ajeno, a la capacidad de lo arquetípico para (re)conocerse en nosotros mientras la contemporaneidad languidece en el narcisismo presentista, pasando por el folk horror —aquí vale la pena señalar algunas similitudes con la más interesante A Wounded Fawn (Travis Stevens, 2022)—. Por si no bastasen todos estos aspectos, materializados con escenas desconectadas unas de otras y diálogos sobrexplicativos, Los vigilantes paga el peaje ¿inevitable? de unos discursos medioambientales literales y del cine del trauma; sí, el terror también aquí es una metáfora obvia, y también sirve al propósito de que la protagonista supere la alienación emocional en que se hallaba sumida debido a un terrible accidente sucedido en su infancia.

La pobre interpretación de Dakota Fanning culmina una experiencia muy desafortunada, que ni siquiera como ficción demiúrgica puede equipararse a los logros añejos y más ambiciosos de M. Night Shyamalan —El sexto sentido (1999), El protegido (2000), Señales (2002)— ni al descaro pulp que caracteriza la última etapa del cineasta —Glass (2019), Llaman a la puerta (2023)—. Los vigilantes es una película sin personalidad discernible, un regüeldo de tendencias y defectos del terror contemporáneo que, como han puesto de manifiesto recientemente Apéndice (Anna Zlokovic, 2023) o La primera profecía (2024), parecen además estar quedando atrás.

  • Montaje: Job ter Burg
  • Fotografía: Eli Arenson
  • Música: Abel Korzeniowski
  • Distribuidora: Warner Bros