Morbius

  • Dirección: Mamoru Hosoda
  • Guion: Matt Sazama, Burk Sharpless. (Cómic: Gil Kane, Roy Thomas)
  • Intérpretes:Jared Leto, Matt Smith, Joseph Esson, Adria Arjona, Jared Harris, Tyrese Gibson
  • Género: Acción, fantástico
  • País: Estados Unidos
  • 109 minutos
  • Ya en salas

«El Doctor Michael Morbius (Jared Leto) es un bioquímico que sufre una extraña enfermedad en la sangre. Al intentar curarse y dar una respuesta a su trastorno se infecta sin darse cuenta con una forma de vampirismo. Tras la cura, Michael se siente más vivo que nunca y adquiere varios dones como fuerza y velocidad, además de una necesidad irresistible de consumir sangre. Trágicamente convertido en un imperfecto antihéroe, el Doctor Morbius tendrá una última oportunidad, pero sin saber a qué precio.»

Por Elisa McCausland y Diego Salgado

Comentábamos en marzo a propósito de The Batman (2022) que su realizador, Matt Reeves, es un experto en el reciclaje de imaginarios pop pasados por el tamiz de una voluntad reconocible de estilo. Lo mismo podríamos decir del director de Morbius, Daniel Espinosa, aunque en su caso no haya intención explícita de autoría sino de adaptación pragmática a los motivos audiovisuales de moda en cada momento.

Así sucedió en Snabba Cash (2010), cinta de gangsters con la trilogía Pusher (1996-2005) de Nicolas Winding Refn como referente; El invitado (2012), película de acción y espionaje deudora del Jason Bourne de Paul Greengrass; el thriller basado en hechos reales El niño 44 (2015), aplicado simulacro de best-seller británico de calidad; y en Life (Vida) (2017), estimulante remedo de Alien (1979) y Gravity (2013).

Esta capacidad de adaptación podría considerarse un mero síntoma de impersonalidad si no fuese porque, como vuelve a ocurrir en Morbius, Espinosa ha trabajado codo a codo en las formas de algunos de los títulos citados con el director de fotografía Oliver Wood —implicado de hecho en la saga Bourne—. La complicidad entre Espinosa y Wood ha derivado siempre en ejercicios de profesionalidad que priman sobre cualquier otro factor la solidez de la película correspondiente en sintonía con ficciones previas de espíritu afín.

En el caso de Morbius, esas ficciones no se corresponden desde luego con el cine actual de superhéroes, pese a las injerencias del productor Avi Arad para que la película forme parte del Universo Spider-Man de Sony, algo que da lugar a traspiés y pegotes en el relato nada sugerentes. Al fin y al cabo, Morbius es un personaje modesto, creado por la editorial Marvel en la década de los setenta ante el relajamiento del Comics Code y un auge renovado del terror gótico, y cuyos antecedentes se remontan al cine de género producido durante los años treinta y cuarenta; en particular, el subgénero de los mad doctors.

Morbius sabe armonizar en tan solo cien minutos todos esos referentes, a lo que debe sumarse la influencia de la saga Crepúsculo (2008-12) en lo que respecta a la evolución del personaje de la doctora Martine Bancroft (Adria Arjona), la atención de Espinosa y los responsables de los efectos visuales por atender a los cambios en los tejidos humanos y urbanos a medida que el vampirismo se adueña de las imágenes, y la intención coherente de diferenciarse, como hemos adelantado, del paradigma institucionalizado por el Universo Cinematográfico de Marvel. Siguiendo la estela de otras dos producciones de Sony, Venom (2018) y su secuela del año pasado —aunque en un registro más grave—, Morbius apuesta por evocar el cine sencillo de superhéroes producido durante los años noventa, antes de la codificación y gentrificación actuales del género.

El resultado puede decepcionar a nivel narrativo y visual, Morbius parece en ocasiones un capítulo de la serie La bella y la bestia (1987-90). Pero, por otro lado, la estrategia noventera propicia la invocación de un cierto sentido de la maravilla y el terror, y la concreción de una historia de orígenes con ingredientes arquetípicos nada habituales. Es aquí donde entran en escena los guionistas de la película, Matt Sazama y Burk Sharpless, que ya habían acertado a reinventar por la vía de un humanismo primario a Drácula, las deidades egipcias y hasta los Power Rangers. Siendo fieles al cómic en todo momento, Sazama y Sharpless hacen de Morbius una tragedia en torno a outsiders físicos y espirituales cuyo intento por formar una familia sucumbe a arcanos morales de resonancias bíblicas; personajes atormentados por la enfermedad, tentados a cruzar líneas éticas y deontológicas, abocados a un estadio sobrenatural de la existencia que pone a prueba su carácter.

Morbius es una propuesta imperfecta, y, a tenor de las primeras reacciones, le va a tocar desempeñar el papel de villana en el habitual reparto arbitrario de bondades y maldades con el que el gregario mundillo de la crítica cultural dirime cada temporada sus crisis de credibilidad. Pero está llena de aspectos interesantes y, sobre todo, inusuales que la equiparan a Los cuatro fantásticos (2015), El hijo (2019), X-Men: Fénix Oscura (2019) y Los nuevos mutantes (2020); películas todas ellas que no pasarán a la historia del cine, pero que ejercen como contrapunto imprescindible al presente del cine de superhéroes.

  • Fotografía: Oliver Wood
  • Montaje: Pietro Scalia
  • Música: Jon Ekstrand
  • Distribuidora: Sony