Megalodón 2: La fosa

  • V.O.: Meg 2: The Trench
  • Dirección: Ben Weathley
  • Guion: Dean Georgaris, Erich Hoeber, Jon Hoeber.
  • Actores: Jason Statham, Sergio Peris-Mancheta, Cliff Curtis, Sienna Guillory, Skyler Samuels
  • Género: Acción
  • País: EEUU
  • 116 minutos
  • Ya en salas

«Un equipo de investigación inicia una misión que va a explorar las profundidades más abismales del mar. Pero su viaje se convierte en caos cuando un malévolo operativo minero amenaza su misión y los obliga a librar una batalla de alto riesgo por la supervivencia. Enfrentados a colosales Megalodones y a implacables saqueadores medioambientales, nuestros héroes deben correr más rápido, ser más astutos y nadar a mayor velocidad que sus despiadados depredadores en una trepidante carrera contra el tiempo.»

Por Elisa McCausland y Diego Salgado

La entrañable tradición del estreno veraniego con escualos devoradores de seres humanos como protagonistas, que originó Tiburón (1975) y ha dado lugar a lo largo de los años a títulos tan estimulantes como Deep Blue Sea (1999), Open Water (2003) e Infierno azul (2016), experimentó hace cinco años una mutación curiosa con Megalodón (2018), (falso) blockbuster de ánimo familiar y globalista sobre un gigantesco antepasado cenozoico del tiburón actual, capaz de partir en dos una ballena de un solo bocado y de llevarse por delante instalaciones subacuáticas y resorts turísticos.

Parte significativa de la crítica quiso ver en Megalodón un ejercicio de cine trash para multisalas. Y si bien es cierto que la película podía interpretarse, en función de sus imprudentes efectos visuales y ciertos desatinos narrativos, como un exploit serie A de la franquicia televisiva Sharknado, en conjunto resultaba demasiado pacata y plomiza como para merecer el calificativo de basura. Se trataba de un producto bastante normie, que clonaba todos y cada uno de los tópicos narrativos del subgénero escualos e infinidad de películas de acción y aventuras más inspiradas o más alocadas, facturado para entretener sin levantar olas a espectadores casuales en Estados Unidos, China o Latinoamérica.

Su éxito hacía comprensible que Megalodón 2: La fosa no tuviese ninguna necesidad de alterar la fórmula, y así ha ocurrido. Si cabe, la película, basada como su predecesora en las novelas de Steve Alten, es aún más tímida que aquella. Después de prometernos en los tráilers más megalodones y hasta un kraken, y de una excelente escena prólogo que remata el Under Pressure de Queen y David Bowie, la mayor parte de su metraje se erige en relato de supervivencia en profundidades abisales e islas paradisíacas con ecos apagados de Julio Verne, The Abyss (1989) y el universo Parque Jurásico (1993-).

La decepción ante el papel secundario de monstruos submarinos y sanguinarios se incrementa ante la tendencia de la película a traicionar sus apuntes iniciales en torno al ciclo inagotable y despiadado de la vida, lo inmoral de un progreso tecnológico ligado a la codicia corporativa y la explotación del medioambiente, y la vertiente del personaje que encarna Jason Statham como activista medioambiental (sic). Da la impresión en muchos momentos de que Megalodón 2: La fosa amaga con determinados argumentos de forma que sea fácil pasarlos por alto o editarlos según las audiencias.

Al fin y al cabo, como ya sucedía en su predecesora, el espíritu de la película debe más en sus planteamientos y objetivos a China que a Occidente, algo que tiene su expresión más evidente en el humor y las filosofías asociadas a la familia y en los personajes de mujer: si no son adolescentes pizpiretas atrapadas en relaciones afectivas ambiguas con figuras paternales heroicas (¡aquí por partida doble!) y equiparadas a jóvenes megalodonas en celo, su rol en la cinta es el de cobardes, traidoras o megavillanas, mientras que la madre de turno vuelve a ser una figura ausente.

Con estos condicionantes de producción, no hace falta decir que la presencia tras la cámara del director Ben Wheatley, enfant terrible durante un tiempo del cine británico, es tan irrelevante como la de Jon Turteltaub en Megalodón. Al final, lo más divertido de Megalodón 2: La fosa es la desbordante interpretación del madrileño Sergio Peris-Mencheta como mercenario sensible, aunque echamos de menos contar a su lado con Óscar Jaenada. Para basura buena de verdad, memorable, los hermanos narcotraficantes y psicópatas que Jaenada y Peris-Mencheta encarnaron en Rambo: Last Blood (2019). Que no haya todavía en YouTube un vídeo recopilatorio de sus escenas juntos constituye una de las negligencias más imperdonables de la cinefilia contemporánea.

  • Montaje: Jonathan Amos
  • Fotografía: Haris Zambarloukos
  • Música: Harry Gregson-Williams
  • Distribuidora: Warner Bros