Slaxx


(Slaxx)

  • Dirección: Elza Kephart
  • Guion: Patricia Gomez, Elza Kephart
  • Intérpretes: Romane Denis, Brett Donahue, Sehar Bhojani, Kenny Wong, Tianna Nori
  • Género: Terror, comedia
  • País: Canadá
  • 78 minutos
  • Disponible en Filmin

Cuando unos pantalones poseídos comienzan a asesinar a los trabajadores de una tienda de ropa, dependerá de Libby, una joven idealista, detener lo que parece ser un inevitable baño de sangre

Por Elisa McCausland y Diego Salgado

Mientras representantes de la cinefilia, la crítica, los festivales y las plataformas debatimos con fervor qué pueden hacer o no las muestras más elevadas del género por la pervivencia del cine de terror, se producen a diario numerosas películas de ambiciones y mecanismos sencillos, a las que toca sin demasiados reconocimientos mantener viva la llama del terror entre gran acontecimiento y gran acontecimiento.

Slaxx participa de esa modestia creativa y, más en concreto, de la tendencia consistente en hacer de un objeto cotidiano cualquiera el detonante de muertes violentas y miradas irónicas sobre las claves del género y nuestro presente. En Killer Sofa (2019) el terror lo desataba un mueble encantado. En Benny Loves You (2019), un peluche celoso de los intentos de su dueño por madurar. En Slaxx, unos pantalones vaqueros (sic) poseídos por el espíritu vengativo de una adolescente india víctima de una muerte terrible mientras recogía el algodón con que se ha confeccionado la prenda.

«Una idea feliz —un pantalón poseído—, un presupuesto modesto gestionado con profesionalidad, una localización única y sugerente y una mezcla desprejuiciada de gore y humor negro. Incorrección política y espíritu antiglobalización para una película divertida y mordaz»

Las artífices de Slaxx, Patricia Gomez y Elza Kephart —guionista y directora que ya habían colaborado en otro híbrido de comedia y terror, Graveyard Alive (2003)—, juegan con cierta habilidad las cartas barajadas habitualmente para hacerse notar en el género: una idea feliz, un presupuesto modesto gestionado con profesionalidad, una localización única y sugerente, y una mezcla desprejuiciada de gore y humor negro. La película transcurre en una tienda de ropa perteneciente a una franquicia, donde recala el pantalón vaquero asesino poco antes de la presentación al público de una nueva colección de ropa, evento que obliga a los dependientes a pasar toda una noche en el establecimiento.

«Yo quería trabajar en esta cadena para hacer el bien», se queja la empleada protagonista al encargado de la tienda durante esa noche de moda y vísceras. «Sí, y también querías obtener la ropa a mitad de precio», replica él. En este diálogo se condensa la crítica sangrante de Slaxx al capitalismo comprometido imperante hoy por hoy en Occidente, que ha devorado los discursos sobre la diversidad y la inclusión haciendo de los empleados explotados y los consumidores alienados parodias de activistas, y, de los emporios transnacionales y desregulados, supuestas ONGs a golpe de responsabilidad social corporativa para beneficio de sus accionistas.

En esta visión satírica de Patricia Gomez y Elza Kephart —que linda con la incorrección política y evoca el espíritu antiglobalización de entresiglos—, reside lo más estimulante de Slaxx, hasta el punto de descuidar lo demás: la realización de la película peca de enunciativa y el recurso al terror de utilitarista, como ponen de manifiesto esos títulos de crédito finales en los que se nos muestran jovialmente los trucos usados para animar el pantalón o simular la presencia de cuerpos descuartizados en cajas y contenedores. En cualquier caso, Slaxx es una película divertida y mordaz, cualidades cada vez más ajenas al cine comercial.

  • Fotografía: Steve Asselin
  • Montaje: Mirenda Ouellet
  • Música: Delphine Measroch